'El árbol': Cuando Reygadas encontró a Rosales

Festival de Cine de San Sebastián

'Horizontes Latinos' acoge la proyección del debut como realizador de Carlos Serrano Azcona, producido por sendos cineastas

Mateo Sancho Cardiel (Efe) / San Sebastián

25 de septiembre 2009 - 18:58

Tras su paso por festivales como Rotterdam, BAFICI o Guadalajara, El árbol, la coproducción entre dos de los lenguajes hispanos más singulares, el del catalán Jaime Rosales y del mexicano Carlos Reygadas, se vio en la sección Horizontes Latinos en San Sebastián.

Su nexo de unión era un joven madrileño llamado Carlos Serrano Azcona, estudiante de cine en Londres junto a Rosales y novio de una compañera de Reygadas en un máster de Derecho Internacional. Y ahora, él es el que debuta en el cine apadrinado por los otros dos. "Además de la amistad, hay afiliación al tipo de cine. Un vínculo de mucho respeto que me ha dado mucha libertad para hacer la película", reconoce Serrano Azcona.

El árbol hereda, efectivamente, el cine contemplativo y exigente con el espectador medio que predican los realizadores de La soledad y Luz silenciosa.

Santiago es el protagonista de este filme, al que sigue cámara al hombro durante setenta minutos. Él es un hombre mexicano interpretado por el pintor Bosco Sodi, que deambula por el barrio madrileño de Malasaña. Separado, sin poder ver a sus hijos y recién despedido del bar de un amigo, vive "una situación circular neurótica, un laberinto, una de esos momentos de la vida en los que cambiar es tan difícil que requiere algo más que la intención de uno mismo" explica Serrano Azcona.

Después de una amplia primera parte presidida por un lenguaje hiperrealista, casi documental, la cinta se abre a un surrealismo con toques esotéricos que buscan "la única salida a esta situación. Una salida espiritual".

Influido por realizadores como los hermanos Dardenne o Gus Van Sant, el madrileño define su película como una muestra de "cine adulto", algo con lo que explica haber recibido una puntuación baja en el Premio de la Juventud, al que opta en el certamen donostiarra. "Quizá la película necesita gente con más experiencia para identificarse con ella. Muchos jóvenes oyen a su padre contarles cosas y dicen: 'mi padre es un coñazo'. A lo mejor es que tiene que ser así", argumenta.

El árbol, que participó el año pasado en la iniciativa de ayuda a productos latinoamericanos Cine en Construcción, es una historia que Serrano Azcona tenía escrita desde el año 2000 y "Reygadas siempre me animó a que la llevara adelante". Poco a poco, "con las aportaciones de todo el equipo", incluyendo la visión plástica de Sodi -"el hallazgo número uno de la película", según el director- y la presencia musical del grupo Ginferno -que cierran el filme con una paradójica canción de amor- El árbol fue creciendo. Pero hoy, aunque lista para estrenarse y en busca de distribuidora, la película no está del todo cerrada. "Creo que no hay que explicar todo. Si cierro mi película estoy imponiendo lo que yo pienso y quiero que el público complete la película a su manera", concluye.

stats