Reparto joven en una noche feliz
CARMEN (2º REPARTO) | CRÍTICA

La ficha
****Ópera de G. Bizet y libreto de de H. Meilhac y L. Halévy. Reparto: Gabriela Flores, Alejandro del Cerro, María Miró, Badral Chuluunbaatar, Mercedes Arcuri, Anna Gomà, Javier Castañeda, Alejandro Sánchez, Pablo Gálvez, Pablo García-López. Iluminación: Eduardo Bravo. Coreografía: Nuria Castejón. Escenografía: Daniel Bianco. Vestuario y dirección de escena: Emilio Sagi. Coro del Teatro de la Maestranza. Escolanía de los Palacios. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Producción del Auditorio de la Diputación de Alicante. Director musical: Salvador Vázquez. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Miércoles, 18 de junio. Aforo: Lleno.
Como ocurrió en la anterior Carmen del Maestranza, el segundo reparto ha resultado más equilibrado y redondo que el primero. No ha habido altibajos en la calidad de las voces como ocurrió hace unos días, sino que en esta ocasión se ha abrochado un conjunto de solistas a un gran nivel.
Gabriela Flores hizo una Carmen más lírica, con brillo en la zona central y superior de la voz y algunas carencias en la franja grave que se evidenciaron en el aria de las cartas. Pero a cambio hizo una gitana más frágil que sensual, con un fraseo muy cuidado y un timbre muy grato que, no obstante, firmó una escena final de gran intensidad dramática. Alejandro del Cerro, con su voz bien proyectada y su fraseo vibrante y musculoso, encarnó a la perfección a ese Don José inseguro y violento a la vez, con una escena final antológica y, previamente, un aria de la flor llena de lirismo y delicadeza en la emisión de la voz. María Miró fue la Micaela dulce e inocente del libreto, con una voz angelical, timbrada y un canto delicado. Estupendo Chuluunbaatar, un Escamillo de voz de bravura, potente y de grato color.
Salvador Vázquez mostró tener un innato sentido dramático en su dirección, cuidada al máximo. Consiguió un sonido transparente de la Sinfónica en momentos como el preludio del tercer acto, fraseo chispeante en el quinteto (perfectamente concertado) del segundo y toda la carga dramática cada vez que aparecía el motivo de la muerte y, sobre todo, una escena final de alta carga eléctrica.
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