Fuerza y drama a fin de curso

No ha podido cerrar de forma más brillante la Orquesta Sinfónica Conjunta el curso académico de la Universidad de Sevilla, pues ha sido el mejor concierto de su temporada y de muchos años atrás. Es de admirar el trabajo que realiza Juan García con estos jóvenes, siempre cambiantes de un año para otro, pero siempre cargados de entusiasmo, de energía y de ganas de hacer Música con mayúsculas. De ahí ese sonido empastado, brillante en todas sus secciones, con color y calor en el fraseo, con una precisa capacidad de respuesta a los cambios dinámicos y agógicos con los que García los puso a prueba, especialmente en la Sinfonía Fausto (primera audición en Sevilla además).

En las Variaciones sobre un tema rococó pudimos deleitarnos con una Auxiliadora Bozada espléndida, de sonido redondo y limpio, sobrada agilidad y capacidad de matización del color, incluso en esas peligrosas notas sobreagudas con las cuerdas pisadas al aire. Su legato estaba cargado de poesía y su fraseo de intensidad.

Para la sinfonía de Liszt Juan García recurrió a una versión de dramatismo extremo, superlativo y brillante, cargado de contrastes, consiguiendo unas extremadamente precisas respuestas por parte de la orquesta. Incluso en los momentos de sonido más contundente se pudo apreciar la claridad en el equilibrio entre las secciones. Pero hubo también momentos para la recreación lírica en el segundo tiempo, con un sonido camerístico de gran delicadeza. Aquí estuvo soberbia la orquesta, el coro masculino de un majestuoso empaste y un Pepe Hannan de bello color y fraseo lleno de lirismo.