En un cielo inferior
Magniticat | Crítica
La ficha
*** 'Magnificat'. Andalucía flamenco. María Moreno. Baile, coreografía y dirección artística: María Moreno. Intérprete, performance, dramaturgia y ayudante de dirección: Rosa Romero. Guitarra y dirección musical: Raúl Cantizano. Cante: Miguel Lavi. Percusión y palmas: Roberto Jaen. Visión externa para dirección de escena: Rafael R. Villalobos. Acompañamiento dramatúrgico: Jaime Conde Salazar. Vestuario: Gloria Trenado. Iluminación: Rafael Gómez. Sonido: Javier Mora. Lugar: Teatro Central. Fecha: Jueves, 13 de diciembre. Aforo: Lleno.
La obra se sitúa a medio camino, en un cielo intermedio. No es del todo trascendental pero tampoco completamente iconoclasta. A rachas es emocional y a rachas un frío ejercicio intelectual. Hablamos de intelectuales trasnochados, claro está. La puesta en escena, con la inclusión de elementos cochambrosos propone el distanciamiento y la frescura de la danza invita a la empatía. El flamenco podría ser el país de destino de la guitarra eléctrica, en su destierro del pop. En mi juventud creí, ingenuamente, que ya habíamos superado el distanciamiento, el arte deshumanizado y la iconoclastia pero se me olvidaba la sentencia de Paul Valery, “todo cambia en este mundo menos la vanguardia”. El corazón de los seres humanos permanece inalterable con el paso del tiempo, para lo grande y para lo pequeño.
“Cuando abro mis ojos tengo que suspirar, pues lo que veo es contrario a mi religión, y tengo que despreciar al mundo que no sabe que la música es una revelación más alta que toda sabiduría y filosofía, el vino que lo inspira a uno a nuevos procesos generativos, y yo soy el Baco que exprime ese vino glorioso para los hombres y los emborracha espiritualmente. No tengo un solo amigo, tengo que vivir solo. Pero sé bien que Dios está más cerca de mí que de otros artistas; yo me asocio con Él sin miedo, siempre. Lo he reconocido y comprendido y no tengo miedo por mi música. No puede tener un destino maligno. Los que comprenden tienen que ser liberados por ella de todas las miserias que los demás arrastran consigo. La música, en verdad, es el mediador entre la vida intelectual y la sensual. Háblale a Goethe de mí. Dile que oiga mi obra y dirá que tengo razón al decir que la música es la entrada incorpórea al mundo superior del conocimiento que comprende a la humanidad pero que la humanidad no puede comprender” dice Beethoven, citado por Bettina Brentano.
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