TERRIFIER 3 | CRÍTICA
Crece el idilio entre Art el payaso y su público
'EA' | Crítica de teatro
*** ‘EA’ Una producción de Julio Fraga. Autora y dirección: Ana Cristina Leal. Intérprete: Julio Fraga. Iluminación y sonido: David Cabañas. Escenografía: Espacio Muerto soluciones escénicas. Fotografía: Luis Castilla. Colaboran en Voz en off: (Los Pesquis) José Luis García Pérez, Alex O´Dogherty, José Manuel Seda, Guillermo Rayo, José María Peña y Eduardo Velasco. Lugar: Teatro Pathé. Fecha: Sábado, 26 de octubre de 2024. Aforo: Casi completo.
Julio Fraga, protagonista imprescindible de la cultura andaluza, con más de treinta años de profesión como director de escena, tiene, ahora, vocación de crear un género desde la interpretación. Comenzó con su anterior trabajo, El perro fiel, al que llamamos el anti-monólogo y que conseguía unir el stand-up comedy con la soledad de un cantaor de flamenco.
Con el texto y la dirección de Ana Cristina Leal que le escribe un traje a la medida sabiendo de sus virtudes. El lenguaje es llano, fresco, popular en el sentido, la voz de pueblo, que lo mismo sirve para el barrio de La Alameda de Sevilla que para una plaza de cualquier municipio de la geografía andaluza.
Muchos autores han jugado con la idea de ser testigos de nuestros últimos días, del momento en el que familiares y amistades se ‘retratan’ ante el adiós final. El, por momentos, clown Julio Fraga se vale de sus expresivos ojos para ir descubriendo que la capilla ardiente a la que acaba de llegar no es la de su amigo Juan, sino que se trata de su propio sepelio.
A partir de esta premisa, que todos aceptamos sin dificultad, el tándem Leal-Fraga revisa la vida del dramaturgo. Con mucho humor, el autohomenaje, lleno de auto-críticas va desgranando sus éxitos teatrales, algunas de sus enfermedades y el amor por su mujer. Fraga se da el gusto de expresar, en público, lo que siente por sus familiares y amistades en un bonito testamento oral, sentimental y cariñoso.
‘Ea’ se convierte en un espejo en el que todos nos vemos. Su reflejo, siempre desde el humor, nos recuerda la trivialidad de la vida, lo efímero de nuestra existencia y lo importante que es el saber reconocer la valía de los que nos han acompañado en la vida.
Pero Julio Fraga no está muerto. Muy al contrario rezuma energía y agilidad gestual por los cuatro costados. Hay algo en la presencia física de Julio que marca toda su actuación, ahora más centrada, con más recursos, y qué parece que ha encontrado a su clown desde su traje negro impecable. Se marca unas sevillanas que se podrían haber presentado en la recién terminada Bienal y el momento en que se interpreta a sí mismo borracho es lo mejor de la función.
La obra está salpicada de ‘capsulas’ humorísticas intercambiables, chistes, alusiones a visitas al hospital, relaciones de matrimonio que recuerdan más al monólogo estándar y que sirven de nexos para avanzar en la acción, también ayudados por unos truenos que van separando los actos. La obra termina con un epílogo que no resulta estrictamente necesario pero que pretende aclarar cualquier duda generada por la ficción.
Con este espectáculo Julio, junto a sus ‘Pesquis’, José Luis García Pérez, Alex O´Dogherty, José Manuel Seda, Guillermo Rayo, José María Peña y Eduardo Velasco (presentes en un divertido aunque atropellado cameo en off) nos recuerda que hubo tiempos mejores en nuestro teatro andaluz y que es hora de que empecemos a recuperarlo y salgamos de nuestros propios sepelios adelantados.
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