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llenos de vida | crítica

La fiesta de las verdades

La pareja personal y creativa que forman Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri nos tiene acostumbrados a un cine coral con tendencia a la disección de los comportamientos humanos en la sociedad contemporánea a través de la comedia de costumbres y el trazo paródico para desenmascarar las hipocresías, pequeñas miserias y dobleces morales de unos personajes siempre reconocibles.

Si bien les habíamos perdido la pista desde aquellos días de Para todos los gustos (2000), Como una imagen (2004) y el gozoso musical On connait la chanson (1997), de Alain Resnais, del que eran guionistas, Llenos de vida nos devuelve una misma y rica tipología de personajes al borde de un ataque de nervios reunidos en torno al clásico y socorrido esquema dramático del banquete distópico.

A la fiesta de una productora de televisión (Drucker) en su nueva mansión en el campo están convocados el antipático presentador estrella de su programa (Bacri, deliciosamente odioso), su hermana y ex–mujer de éste, una activista militante por las causas nobles (Jaoui), y toda una larga serie de secundarios (políticos, vecinos molestos, amigos, parejas, miembros del servicio, famosos y famosetes) que pululan y se cruzan en una soirée destinada a generar más roces y a revelar más secretos de los recomendables.

Llenos de vida trascurre así como un fresco social sobre nuestro tiempo de corrección política donde conviven el trazo grueso de la caricatura (véase la pandilla de niñatos raperos) y esa lúcida mirada analítica hacia los comportamientos mezquinos de esa clase acomodada que parece haberse instalado en el confort de la amnesia o el cinismo como únicos modos de supervivencia en su madurez.

Así, de un tono a otro, entre unas tramas, gags y personajes más logrados que otros, la película de Jaoui y Bacri se entrega a su ligera dinámica de desenmascaramiento y conflicto sin perder nunca un toque de calidez y amabilidad que haga que, a pesar de todo, no terminemos por detestar a todas sus detestables criaturas. Se trata de la vida con todas sus imperfecciones, al fin y al cabo.     

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