La liberación de Patricia Guerrero
La granadina prepara 'Catedral', un montaje sobre la represión de la mujer que estrena en la Bienal "Noto que estoy madurando, que lo que quiero contar lo expreso con más carácter", dice
En el recogimiento sombrío de un templo, una mujer sometida hasta entonces a las convenciones advierte dentro de sí los signos de una revolución: va dejando atrás el peso de las creencias, la rigidez con la que ha sido educada, despojándose de todo lo que la ha encorsetado y oprimido. Tras aquella memorable intervención junto a Arcángel y la Accademia del Piacere en Las idas y las vueltas, por la que recibió el Giraldillo a la artista revelación, y su espectáculo Latidos del agua, Patricia Guerrero (Granada, 1990) regresa en unas semanas a la Bienal transformada en esa mujer que sale de la tiniebla para caminar hacia la luz. El desafío que se marca Guerrero se llama Catedral, se estrena el 30 de septiembre en el Lope de Vega y en él se pone a las órdenes del director Juan Dolores Caballero.
"Juan está sacando un yo que no conocía, me está llevando a unos niveles de credibilidad que no esperaba", señala la granadina sobre un proceso creativo en el que, a sus celebradas dotes para el baile, tiene que sumar "un trabajo de interpretación distinto. Aquí bailas una seguiriya pero al mismo tiempo estás contando algo. Estamos acostumbrados a una manera muy diferente de abordar el flamenco", expone Guerrero, que será la bailaora joven con la participación más destacada en la próxima Bienal pero no acusa la presión que eso supone. "Estoy muy emocionada porque tras tantos años de estudio se me reconoce y empiezo a entrar en los circuitos en los que siempre he querido estar. Y además noto que mi baile está madurando, que lo que quiero expresar lo hago con más carácter", asegura.
Para Catedral, Guerrero se acompaña de las que fueran sus compañeras en el Ballet Flamenco de Andalucía Maise Márquez, Ana Agraz y Mónica Iglesias como cuerpo de baile, en un espectáculo en el que cuenta, además, con el cante de José Anillo, la guitarra de Juan Requena -autor de la música junto a Agustín Diassera- y la percusión de David Chupete y Paco Vega. En el equipo destacan también el tenor Diego Pérez y el contratenor Daniel Pérez -"unos gemelos que son una maravilla", elogia la intérprete- que contribuyen a la particular sonoridad del espectáculo, en el que las campanas de la catedral, las cadenas y las oraciones apoyan la dramaturgia y simbolizan "la represión" que se ejerce sobre la mujer. "Hay un momento en el que Patricia baila contra unas voces que casi gritan. Ella está dialogando con los demonios de su interior, que luchan por salir adelante", anticipa Juan Dolores Caballero, que ha concebido un montaje en el que conviven "el gregoriano y la seguiriya, lo clásico y lo contemporáneo".
Elementos que van construyendo el mundo fantasmagórico que habita esa mujer escindida entre lo divino y lo diabólico, lo sagrado y lo profano. "Esta Catedral no es un sitio de retiro y reflexión. Es la estructura ideológica que hace que la mujer cumpla su función en una sociedad patriarcal", argumenta Caballero, que afirma no haberse inspirado en ningún clásico aunque la premisa podría vincularse a ficciones como La Regenta, de Clarín.
La liberación que va viviendo la protagonista se refleja no sólo en el baile de Guerrero, también en su vestuario. "Al principio llevo algo parecido a un traje barroco", desvela la granadina, "y poco a poco voy quitándome capas, que no son sólo capas de ropa sino también de angustia, hasta que me quedo no desnuda pero sí liberada de ataduras", explica la intérprete, que aquí amplía un material que ya pudieron vislumbrar los espectadores del pasado Festival de Jerez. "Pórtico [como se llamaba la pieza que se representó en febrero] era eso, la entrada a la catedral, el anuncio de lo que iba a ocurrir dentro", analiza Juan Dolores Caballero, entusiasmado con su protagonista. "Patricia", defiende el director, "se está haciendo mujer. Me refiero no sólo a su físico, sino a su pensamiento, a su maduración. Y eso se está viendo en su baile".
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