Cultura

"No es un libro convencional, pero cuenta una historia de toda la vida"

  • El autor publica 'Alba Cromm', su primera novela tras declararse alejado de la llamada Generación Nocilla, donde narra la persecución de un 'hacker' pederasta

La explosión mediática y editorial de la literatura mutante, o after-pop, o de la Generación Nocilla, como se prefiera, encontró en Vicente Luis Mora a uno de sus más conocidos defensores. Novelista, poeta, crítico (mantiene un blog premiado y muy visitado, Diario de lecturas) y ensayista, el autor cordobés elaboró un extenso y apasionado aparato teórico para explicar las motivaciones de esa corriente que cuestiona los límites y el significado de la novela en el siglo XXI, que defiende los discursos híbridos y unas nuevas nociones de tiempo y espacio y que se escribe con un ojo en el libro y otro en el mando de la televisión, el navegador de internet o el reproductor de mp3.

Alba Cromm (Seix Barral) es la última novela de Mora, y la primera desde aquel artículo a finales del año pasado en el que, en un escenario de grandes editoriales por fin y decididamente encantadas con el fenómeno, el escritor anunciaba que se quitaba ese traje que le apretaba mucho. "Yo ya estoy en otra cosa -insiste ahora, con pocas ganas de extenderse-... Y no pasa nada: es parte de mi pasado. Pero estoy ahora en otro lugar". Y ahí cabe la experimentación, sobre todo el juego con los formatos -"éste no es un libro escrito, sino diseñado", precisa-; pero también algunos matices: "No es un libro convencional, lo que no significa que no cuente una historia de toda la vida".

Uno de los dos retos, explica Mora, también director desde 2007 del Instituto Cervantes de Albuquerque (Nuevo México, Estados Unidos), era alcanzar un equilibrio entre "una historia accesible" y su "tono literario habitual" que busca "nuevas formas de contar las cosas". Para ello, la novela asume en muchos de sus pasajes la estética blog-chat y "sigue el modelo impreso de las revistas, un mecanismo narrativo con el que todo el mundo está familiarizado". De este modo el autor aprovecha también para recrear la "percepción fragmentaria" impuesta por la televisión e internet; parodiar esas revistas -en el libro, una que se llama UpMan- que de hecho "representan a un modelo de hombre que no existe"; y reflexionar sobre algunos discursos discursos publicitarios de gran perversidad, como aquéllos que tratan de hacer pasar salud y belleza como la misma cosa.

El otro reto importante era "crear un personaje femenino muy fuerte, con garra y personalidad". Se trata de Alba Cromm, la mujer que da título a la novela, una subcomisaria de la Policía Nacional especializada en delitos tecnológicos que debe atrapar a un delicuente por partida doble, dado que es pederasta y hacker. Así, el relato avanza envuelto en un clima de suspense y prestando atención a la psicología de los personajes. La de Cromm, explica Mora, la sometió "a prueba en internet", ya que el novelista se escondió tras este nombre ficticio en varios chats. "Me disfracé de ella y nadie sospechó. Esa existencia previa en el ciberespacio me vino muy bien después para escribir la novela", dice.

El resultado final de todos estos planteamientos ha dejado "satisfecho" al autor de Subterráneos, Tiempo y Circular 07. Las afueras, entre otros libros. Su conclusión es que se trata de una obra "cervantina", por varios motivos, de los que sólo apunta dos, "para que los críticos se ganen el sueldo". "Por la parodia de las revistas para supermachos y supermujeres, que son las novelas pastoriles y de caballería de nuestro tiempo -afirma-, y porque no hay un narrador fácil de descubrir, si es que lo hay", y en ese "juego de autores, editores y voces" Mora aprecia "reminiscencias de El Quijote".

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