"El perro tiene una alta capacidad de motivación para el ser humano"
El departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina organiza un curso de tratamiento de enfermedades con animales, dirigido por Alfonso Blanco Picabía
Alfonso Blanco Picabía, catedrático del departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina, ha puesto en marcha un curso de formación continua sobre la aplicación de terapias basadas en la participación de animales, principalmente perros, para el tratamiento de ciertos tipos de patologías.
-¿Para qué enfermedades se aplica la zooterapia?
-El animal, en nuestro caso, el perro, tiene un efecto relajante, de distracción y de ocupación con alta capacidad de motivación para el humano. Así, pacientes depresivos son capaces de ponerse en marcha sólo porque el perro tiene que salir, cuando no lo harían para sí mismos. El cuidado y la compañía del animal tiene en los enfermos psíquicos (exceptuando algunos psicópatas) una acción elevadamente terapéutica. Es significativo el ejemplo del paciente psicótico que acudía semanalmente al centro de salud a recibir su inyección, porque creía que era para el bien del perro, cuando durante años se negó a hacerlo para él.
En pacientes orgánicos, la acción del perro tiene límites insospechados, está demostrada su utilidad, siempre como complemento, en el campo de la hipertensión, de los enfermos renales o hepáticos, de la epilepsia, de las dificultades articulares, de acompañamiento y protección en ancianos...
-Su aplicación más conocida son los perros guía para invidentes. ¿Qué otros usos tiene?
-Hay que distinguir dos aplicaciones muy diferentes de la ayuda. Una es el perro de ayuda a invidentes, sordos, personas en silla de ruedas, etc. Y eso es diferente del perro como complemento activo de la terapia. Y dentro de esto, también habría que distinguir entre la acción benéfica del animal por su sola presencia, sin otro requisito que una educación básica para la convivencia, de las posibilidades terapéuticas del animal ya entrenado específicamente para una tarea concreta. En el primer sentido, es espectacular ver cómo niños autistas, totalmente desconectados en apariencia de lo que les rodea, pueden sintonizar y relacionarse, expresar emociones, con un caballo, con un delfín o con un perro. Igual ocurre con niños con deficiencias psíquicas o motoras, con ancianos en apariencia ya desinteresados del mundo, con sujetos en prisión, o simplemente enfermos de soledad.
-¿Qué otros animales participan en este tipo de terapia?
-El gato tiene efectos beneficiosos, al igual que el delfín y el caballo. Pero hay animales de lo más variopinto: elefantes, simios o jirafas.
-¿Qué animal es el más indicado para cada enfermedad?
-Con la excepción de delfines y caballos en niños autistas y deficientes, el perro es el animal más polivalente a efectos terapéuticos y que admite mayor variedad de entrenamientos específicos. También es cierto que los animales tienen sus características genéricas y de personalidad y que la adecuada selección del animal específico para la tarea concreta es un elemento importante para el éxito de la acción terapéutica. Y ello con dos particularidades: que se pueden utilizar, esos animales que son abandonados en los refugios, y que el entrenamiento y su trabajo, es para ellos un juego.
-¿Cómo beneficia al paciente la relación afectiva con el animal?
-Tener a alguien a quien querer y que da un afecto y una compañía desinteresados es gratificante para cualquier persona. Es interesante observar cómo la presencia de un perro en el seno de una familia cataliza emociones y se convierte en un elemento de colaboración y encuentro entre sus miembros.
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