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CRIS, PEQUEÑA VALIENTE | Crítica de teatro

La plenitud de Ángel Calvente

Cris tiene muy claro que es una niña

Cris tiene muy claro que es una niña / José Luis Gutiérrez

La protagonista de la obra se llama Cristina Calvente Ledesma. Es, por tanto, la hija de Ángel Calvente y de Carmen Ledesma (El Espejo Negro). Estamos ante un profundo acto de amor de un padre hacía una hija que, al nacer, pensaron que era un niño.

Cris, pequeña valiente es una obra definitiva, un antes y un después, es la aportación de un artista en su plenitud creativa que pare a su hija trans para demostrarnos a todos y a todas que la diferencia es la verdadera esencia de la humanidad.

Me he preguntado muchas veces como se debe afrontar la transexualidad en el arte. Calvente nos muestra el camino: la educación. Centra toda la obra en la figura de Cris, son innumerables las marionetas que ha creado para darle vida, desde la diminuta del autobús, pasando por la Cris que sufre bulling en el patio del colegio, la Lady Gaga de la fiesta de Halloween hasta la estudiante de la Universidad.

 

Señores que hacen las leyes, por favor, vean ‘Cris, pequeña valiente’

La iluminación de Laín Calvente recupera/recuerda la espectacularidad de Espejismo pero dota de  calidez a esta historia contada desde el corazón. La interpretación/manipulación de  Cristina Jiménez, Carlos Cuadros y Yolanda Valle, todo el tiempo al descubierto  simboliza que el tema de la transexualidad solo se puede afrontar a cara descubierta, raya la perfección.

Calvente no huye de la dura realidad, lloramos ante la crueldad de los otros niños, ante el desconocimiento de la sociedad,  pero dibuja un horizonte de esperanza que marca el buen camino.

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