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Crítica de Teatro

En presencia del 'clown' superviviente

A la melancolía característica del espectáculo de payasos se le suma aquí el rumor de una ausencia, la de Joan Montanyès "Monti", que además actúa de motor en Rhum, un espectáculo en clave de homenaje que no obstante duda muy poco a la hora de proclamar aquello del show must go on.

Así, más allá de esta inercia narrativa suturante, se trata aquí de una colección de sketches propia del género, con dos carablancas (Martines y Arquetti) y un puñado de versátiles payasos ejecutando equilibrios entre tipos de risas (la inocente y una abiertamente adulta, dominante) mientras acumulan alardes físicos y musicales. El ambiente carnavalesco -lo bajo en lo alto y viceversa-, el ritmo frenético y la excitación de una escena indeterminada y porosa que invita a la interacción con el respetable, sólo se ven asaltadas por el recuerdo que acumulan objetos y posturas, pequeños meandros que suenan a la orfandad beckettiana de la troupe descabezada.

Nada nuevo, como decíamos, presenta esta chispa de tristeza, pronto sofocada en cuanto asoma, pues el arte del payaso tiene que ver con lo inevitable y lo repetitivo; una rutina fabulosa, sobre todo, para el público mayor que tiene la memoria alimentada de carreras, globos y tartazos, y conoce bien el particular bestiario bajo la carpa.

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