Otra de pueblo maldito

RITOS OCULTOS | CRÍTICA

Uno de los personajes del filme que dirige William Brent Bell.
Uno de los personajes del filme que dirige William Brent Bell. / D. S.

La ficha

(*) 'Ritos ocultos'. Terror. Reino Unido. 2023. 104 min. Dirección: William Brent Bell. Guion: Brett Detar. Fotografía: Simon Rowling. Intérpretes: Tuppence Middleton, Ralph Ineson, Matt Stokoe, Evie Templeton, Anton Saunders.

Otras veces lo hemos dicho: los personajes de las películas de terror no deben leer novelas o ver películas de este género. Porque, de hacerlo, sabrían que la peor ocurrencia es siempre elegir un idílico lugar apartado -una casa en el lindero de un bosque, por ejemplo- o un pueblo encantador para encontrar la paz. Nada más peligroso que lo que no lo parece.

En este caso se trata de la variante folk horror del pueblo que esconde secretos tenebrosos que, por supuesto, aflorarán cuando una familia se instale allí. ¿La víctima? La hija, por supuesto. ¿El agente maligno? Algo que tiene que ver con otro clásico del terror: la persistencia de antiguos espíritus paganos y arcanas presencias convocadas por los lugareños, como el great god Pan de Elizabeth Barret Browning que inspiró el clásico El gran dios Pan de Machen, los siniestros ritos desarrollados por los lugareños de Ritual de David Pinner que Anthony Shaffer y Robim Hardy convirtieron en esa película de culto -al que no me sumo- llamada El hombre de mimbre o los más recientes rituales de la sobrevalorada Midsommar.

En fin, originalidad argumental en el guión de Tom de Ville, aunque fuera como variación sobre un tema tratado hasta el manoseo, poca. Para colmo ya había tocado hace años este tópico con mejor fortuna como coguionista de The Hollow de Corin Hardy. La dirección de William Brent Bell, muy dado a explotar otros manoseados tópicos del terror en Stay Alive, The Boy, La separación o La huérfana: primer asesinato, todas entre malas y mediocres, poco enmienda del perezoso guión. Empieza bien, pero privada de un buen guión sigue regular y, también privada de una buena dirección, termina mal.

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