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Libros

"Hay que resolver el problema de los trans, sin borrar a las mujeres"

  • La autora Julia Navarro presenta esta tarde su última obra, 'Una historia compartida' (Plaza Janés), en la Feria del Libro de Tomares

  • El libro homenajea a un elenco de mujeres, protagonistas de la Historia

La escritora Julia Navarro presenta ‘Una historia compartida’ en la Feria del Libro de Tomares.

La escritora Julia Navarro presenta ‘Una historia compartida’ en la Feria del Libro de Tomares. / M. G.

La escritora Julia Navarro (Madrid, 1953) aparca las novelas de ficción de forma momentánea para lanzar su última obra, Una historia compartida (Plaza Janés), en el que hace un periplo que empieza en la mitología y recorre la historia hasta alcanzar el siglo XX, a través de un nutrido elenco de mujeres. Desde Helena de Troya hasta Ada Lovelace, pasando por Santa Teresa de Jesús, Agatha Christie o Victoria Kent. En definitiva, una obra que Navarro presentará esta tarde, a las 20:00 horas en la Feria del Libro de Tomares, para poner en valor y ensalzar las vivencias, hazañas y logros de todas esas féminas que hicieron encomiables aportaciones a las Matemáticas, la Poesía, la Filosofía, o la Ciencia.

-La premisa de la obra es contar la historias de las, pero también de los, grandes de la historia. ¿Es una especie de justicia?

-Es un libro que escribí durante la pandemia, en un momento en que terminé mi novela De ninguna parte y empecé a escribir la que será la próxima. Entonces me di cuenta de que necesitaba hacer un alto en el camino y pensé en todas las lecturas que me había encontrado a lo largo de mi vida, las mujeres que había encontrado y la huella que habían dejado en mí. Entonces decidí escribir sobre ellas, pero me di cuenta que la historia volvería a estar incompleta. Durante muchos siglos, los hombres han contado la historia desde su perspectiva y han ignorado a las mujeres, salvo algunas excepciones. Si yo los ignoraba a ellos, sería una historia incompleta y volveríamos a no entender nada.

-El recorrido comienza en Grecia. ¿Cómo ha sido el viaje?

–A mí me apasiona el mundo clásico y entiendo que es la base de la cultura de Occidente. No podemos explicar la base de lo que somos si no echamos la vista atrás a esas raíces judeocristianas y grecolatinas. Sin esta base, estamos condenados a no entender absolutamente nada. No están todas las mujeres que me he encontrado a lo largo de mi vida, pero fue un relato un poco anárquico. No he intentado hacer un libro de historia, sino uno personal.

-¿Por qué ha seleccionado a unas y no a otras?

-Según iba pensando en la historia. Por ejemplo, Lisístrata siempre me llamó mucho la atención y me gustaba mucho esa comedia de Aristófanes sobre su huelga sexual, que fue una de las primeras de la historia y además protagonizada por mujeres. Conforme iban viniendo historias a la cabeza, las iba contando.

-¿Cómo ha sido alejarse de la ficción?

-Me he sentido cómoda, porque es un libro muy personal. Ha sido menos costoso que una novela, que es como una gran batalla en la que hay mover a todos los personajes y la piezas tienen que encajar. Al ser un relato más personal, debo confesar que no me ha resultado tan complicado. Ha sido un viaje grato a través de mis lecturas y de lo que he encontrado a lo largo de la vida.

-¿Por qué cree que hemos crecido sin referentes en los libros de texto?

-Porque la historia la han escrito ellos y se ha contado desde esa supremacía masculina. Ellos han tenido las riendas del poder, reinaban, gobernaban, procuraban el sustento a sus familias. En ese reparto de papeles, nosotras hemos sido una nota a pie de página con un papel secundario. Uno de los problemas de nuestro sistema educativo es que las niñas no suelen elegir carreras de ciencias, porque no tienen referentes. Defiendo que los ministros de Educación dejen de hacer planes de estudio cada vez que toman el cargo y lleven a las mujeres a los libros de texto para que la historia sea completa y todos tengamos una formación integral. No estamos en los libros de texto. Faltan muchísimas científicas, escritoras, artistas. Seguimos sin estar en la proporción en que deberíamos.

-Es un mensaje puramente feminista.

-El feminismo es una cuestión de democracia, porque no es admisible que la mitad de la población no tenga los mismos derechos y oportunidades que la otra mitad. Una democracia no tiene calidad sin que esto se de. Soy feminista y lo seré mientras haya una niña o mujer en el mundo que viva en una situación de desigualdad.

-¿Cómo ve el movimiento en la actualidad?

-Creo que, en esta cuarta ola representada por mujeres jóvenes, hay que escuchar. Vivimos en una sociedad cada vez más fundamentalista. Quiero que haya un debate real de ideas y de posiciones. De esta cuarta ola no me gusta el adanismo y que piensen que todo ha empezado cuando llegaron ellas, que todos los derechos conquistados por las mujeres han sido fruto de la lucha y la tenacidad de otras muchas féminas que vinieron antes que ellas. Por otro lado, pienso que algunas tienen un auténtico cacao mental. Algunas de las mujeres que están en el Consejo de Ministros, con toda su buena intención, están cometiendo errores.

-¿A qué se refiere?

-A la ley del sólo 'sí es sí'. Es realmente increíble que cuando se han visto los resultados de una norma que está mal hecha, haya esa arrogancia de decir que la culpa es de los otros. No todos los jueces en España son malvados. Uno se puede equivocar y los ministros son infalibles. El otro debate es la ley trans. En democracia, no puede haber ninguna minoría que se sienta marginada. Por tanto, hay que dar respuesta a la problemática de los trans, pero no se puede borrar a las mujeres. Ley trans sí, pero esta normativa no. Las mujeres hemos sufrido una discriminación durante siglos, precisamente por ser mujeres. Es un error del Consejo de Ministros, del Presidente y de los diputados que han aprobados esta ley. Son corresponsables todos.

-Odia ser considerada una escritora superventas.

-Si fuera inglesa o americana, estaría encantada. En España es una especie de insulto, porque hay una concepción soberbia y elitista que piensa que si algo le gusta a mucha gente, no puede ser bueno. En el fondo, demuestran un enorme desprecio a los demás y se están colocando en la pirámide de la inteligencia, pero La Biblia, El Quijote, El nombre de la rosa, o Cien años de soledad son libros superventas. Lo primero que hay que hacer es leer y después criticar. Esa posición me parece insoportable por la soberbia que encierra y por el desprecio a los demás.

-¿Este libro es un precedente?

Es cierto que faltan muchas, pero este libro ha sido fruto del momento. Estoy concentrada en mi siguiente novela, que llevo tres años con ella y quiero terminar. No soy una escritora con hoja de ruta.

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