La soleá como bandera

Eva Yerbabuena consolida su maestría en el New York City Center

Charo Ramos Nueva York / Enviada Especial

12 de marzo 2014 - 05:00

Saludada por la prensa estadounidense como "la gran señora de la danza flamenca actual", Eva Yerbabuena llenó durante dos noches consecutivas el New York City Center con motivo de la presentación en Manhattan de sus espectáculos Ay! y Lluvia. La granadina afronta hasta finales de mes, bajo el paraguas del Flamenco Festival, una exhaustiva gira estadounidense que se extenderá a China y Taiwán. El minimalismo de su primera propuesta sirvió para explorar, como en un recital camerístico, los límites de cada uno de los intérpretes, especialmente el toque del maestro Paco Jarana. La bailaora granadina no ha dudado en llevarse de gira a los mejores de su compañía y las voces de Enrique el Extremeño, Juan José Amador y José Valencia abrazaron el sábado su baile desnudo.

La melancolía de Ay! se prolongó el domingo en la primera parte de Lluvia, una propuesta que el tiempo ha agrandado si cabe desde su estreno en el Festival de Jerez de 2009; un espectáculo en el que la participación de los bailaores Mercedes de Córdoba, Lorena Franco, Edu Guerrero y Christian Lozano permitió al público saborear escenas de conjunto y evaluar la madurez coreográfica de Yerbabuena.

Cuando la angustia dejó paso a la sal de Cádiz por tanguillos y romeras, con De Córdoba y Guerrero corroborando su excelente momento artístico, en el hermoso teatro decorado en estilo morisco ya nada fue igual.

El paroxismo llegó con la soléa de Eva y un inmenso José Valencia que entonaba Se nos rompió el amor. El dramatismo del zapateado y la exquisita sonoridad del lebrijano (la mejor voz de la noche, en opinión del periódico The New York Times) estremecieron con su lamento por las pasiones marchitas. Con ese abrazo sin medida entre baile y cante, con el febril revuelo del mantón rojo, Yerbabuena confirmó que su soleá no tiene rival en ninguna latitud ni idioma.

La locura que está desatando el Flamenco Festival en esta edición alcanza también, por cierto, a la prensa más selecta. La revista The New Yorker dedica en su último número un reportaje a Israel Galván con motivo de su participación en esta muestra, donde califica de "gran virtuoso al que nadie supera en velocidad ni precisión" a este artista "perteneciente a un linaje artístico de Sevilla, la ciudad donde se supone que hay que nacer si uno quiere ser bailaor".

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