Mapping
Estreno de 'Navigalia': así es el nuevo espectáculo navideño en el río

Así cantaban las monjas de Santa Clara

Ecce Mulier | Crítica

Un momento del recital en el Espacio Turina / Elena Rodríguez Vidal @elleninframe

La ficha

ECCE MULIER

****

Otoño Barroco 2025. Solistas: Soraya Méncid, soprano; Alicia Naranjo, mezzosoprano. Voces Femeninas del Coro de la AAOBS: María Asensio, Soraya Méncid [solo] y Kenia Murton, sopranos I; Marta Benítez, Luz Gutiérrez y Sara López de Haro [solo], sopranos II; Khrystyna Amanska, Clara Arrebola y Alicia Naranjo [solo], altos. Mercedes Ruiz, violonchelo. Irene Roldán, clave, órgano y dirección.

Programa:Ecce Mulier: la música en el convento de Santa Clara

Joaquín Montero (c.1740-c.1815): O virum mirabilem / Rondó para órgano / El alma que a Dios quiere

Anónimo (siglo XVIII): Allegro (Fuga) para tecla

Domingo Arquimbau (1757-1829): Domine praevenisti eum / Ecce panis angelorum

Manuel Blasco de Nebra (1750-1784): Sonata para clave en fa menor

José Blasco de Nebra (1714-1785): Misa a tres voces

Lugar: Espacio Turina. Fecha: Viernes, 28 de noviembre. Aforo: Dos tercios de entrada.

El convento de clarisas de Santa Clara de Sevilla ha pasado en los últimos años por distintas fases de restauración. Quedaba la reposición de su paisaje sonoro y este viernes en el Espacio Turina se ha dado un paso relevante para su rescate y difusión. La historia tiene casi raíces detectivescas: el archivo musical del convento, más de 1400 partituras de los siglos XVIII y XIX, terminó no se sabe bien cómo en las manos de un anticuario de Valladolid. Fue el conocido folclorista Joaquín Díaz quien lo halló, lo compró y, entendiendo la importancia del legado, acabó donándolo al Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCMU), en donde ha sido catalogado y algunas de sus obras editadas por primera vez, entre ellas las ofrecidas en este concierto sorprendente que ponía fin al Otoño Barroco de 2025.

El programa reunía un conjunto de obras de Joaquín Montero (organista de San Pedro), Domingo Arquimbau (maestro de capilla catedralicio entre 1790 y 1829) y los Blasco de Nebra (José y Manuel, padre e hijo, vinculados también a la seo), además de una fuga anónima procedente de un cuaderno que demuestra la circulación internacional de algunas de estas piezas, pues la obra tiene un indiscutible aire germánico. El repertorio da testimonio de un universo musical complejo, íntimamente ligado a las prácticas litúrgicas del convento y a la formación musical de las monjas que lo habitaron que, por lo escuchado, debió de ser más que notable. Hay que imaginar el impacto que en su día causarían esas voces femeninas, bien educadas, angelicales, sonando en la penumbra del templo desde el coro oculto a los fieles. Una sensación irrepetible, irrecuperable, por más que el sucedáneo del concierto pueda acabar siendo, como en este caso, una experiencia de enorme interés.

La Sonata en fa menor de Manuel Blasco de Nebra, que estaba inédita, ha sido sin duda la gran aportación del programa. Irene Roldán mostró con ella una madurez artística deslumbrante. La clavecinista sevillana desplegó un fraseo de extraordinaria sensibilidad, cuidando la conducción melódica y el equilibrio entre planos del acompañamiento. El movimiento lento se reveló como un ejemplo exquisito del singular y avanzado lenguaje expresivo del compositor, mientras que el rápido Roldán mostró una soltura técnica y una claridad en la articulación que realzaron su carácter brillante. La clavecinista ofreció también una lectura precisa y de gran relieve de esa Fuga en re mayor anónima, así como un pequeño rondó organístico de Montero, tocado desde un positivo desde el que sostuvo con firmeza la Misa a tres voces de José Blasco de Nebra, apoyada por el chelo sólido y siempre eficaz de Mercedes Ruiz.

Las nueve voces femeninas reunidas para la ocasión dejaron también una imagen de excelencia, por el empaste admirable, una afinación impecable y una dicción siempre nítida. Su cuidadísima interpretación dio relieve a una obra tan curiosa como esta Misa de José Blasco de Nebra en la que una ligereza de corte galante se ve aquí y allá asaltada por pasajes contrapuntísticos, que conservan algunos de los tópicos vinculados desde antiguo al repertorio sacro, como, por ejemplo, esa fuga del “Cum Sancto Spiritu” culminada por un original Amen, que el conjunto repitió como propina.

Además de la de Irene Roldán, la otra gran figura del recital era la de Soraya Méncid, y la joven soprano onubense volvió a mostrar la excepcionalidad de sus medios. En apenas un par de años, Méncid se ha convertido en uno de los grandes reclamos de las escenas barrocas y líricas sevillanas. En los dos motetes de Arquimbau dio lo mejor de sí misma: un legato fínisimo, un mando por completo invisible de la respiración, una homogeneidad inatacable de todo el registro, sólido abajo, luminoso en los agudos, un control exquisito de los pasajes de agilidad: las piezas no eran especialmente exigentes en este sentido, pero el manejo de la ornamentación en los aleluyas fue toda una demostración de buen gusto y musicalidad natural. Muy convincente estuvo también Alicia Naranjo en El alma que a Dios quiere de Montero, unas seguidillas a lo divino en dúo en las que ambas voces se encontraron con absoluta franqueza y espontaneidad.

Ecce Mulier resultó una revelación. No conviene caer en hipérboles respecto al repertorio, que –salvo la imponente sonata de Blasco de Nebra– se mueve en un ámbito profesional sólido, aunque irregular, con momentos de auténtica inspiración junto a páginas de factura más convencional. La verdadera revelación radica, por un lado, en la posibilidad de asomarse a un mundo al que la mayoría de los aficionados era por completo ajeno: el de un convento femenino de la Sevilla del siglo XIX en el que esta música se consumía y se producía con naturalidad, reflejo de una cultura sonora mucho más rica y activa de lo que suele suponerse. Y, por otro, en el extraordinario nivel de las jóvenes intérpretes sevillanas convocadas, capaces de insuflar vida a este repertorio con una madurez técnica y expresiva que trascendió con creces la mera recuperación histórica.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último