Una exploración minuciosa del timbre

Taller Sonoro | Crítica

Taller Sonoro en el Espacio Turina
Taller Sonoro en el Espacio Turina / Micaela Galván

La ficha

TALLER SONORO

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XV Festival Encuentros Sonoros. Taller Sonoro: Jesús Sánchez Valladares, flauta; Camilo Irizo, clarinete bajo; Ignacio Torner, piano; J. Baldomero Llorens, percusión; Alejandro Tuñón, violín; Mª del Carmen Coronado, violonchelo.

Programa: Cuentos para arrullar un enjambre (Carta blanca a Nuria Núñez Hierro)

Núria Núñez (1980): Alla ricerca disperata del sole [2014-17] [flauta, clarinete, piano, violonchelo]

Lula Romero (1976): Autonomus realities (2021) [flauta, clarinete, piano, violín]

Elena Mendoza (1973): De dentro afuera [2016] [violín, violonchelo, piano]

Nuria Núñez: Cartografías efímeras [2024] [flauta, piano]

Clara lanotta (1983): Il colore dell'ombra [2010] [violín, violonchelo, piano]

Nuria Núñez: Lo que se escucha desde dentro de un tornado [2025] [flauta, clarinete, percusión, piano, violín, violonchelo]

Lugar: Espacio Turina. Fecha: Miércoles, 19 de noviembre. Asistentes: Unas 40 personas.

Para su primer concierto de su ciclo anual (Festival Encuentros Sonoros), el conjunto Taller Sonoro dio carta blanca a la jerezana Nuria Núñez Hierro y el resultado fue un programa que mostró hasta qué punto el timbre y la textura se han convertido en territorios fértiles para la creación actual. Núñez propuso tres obras propias, de las cuales dos eran muy recientes, y otras tres de otras tantas compositoras con las que siente una especial sintonía personal y estética.

En Alla ricerca disperata del sole, la jerezana ofreció un recorrido casi ritual por la penumbra: la sala quedó prácticamente a oscuras con puntuales focos sobre el piano y el violonchelo, que tenían pequeños pasajes solistas, subrayando un itinerario que nunca parece alcanzar su meta. Esa búsqueda desesperada del sol se convirtió en una deriva de respiraciones instrumentales y delicadas fricciones, que crean una tensión abierta, sin desenlace, una herida que parece no cerrarse. El elemento escénico también fue importante en la obra de la compositora balear, sevillana de adopción, Lula Romero: su Autonomous realities se articuló desde el juego espacial, ya que la flauta y el clarinete bajo sonaron desde los palcos laterales de la sala, lo que exigió la presencia de un director (fue Baldomero Llorens). La colocación de los instrumentos generó abundantes efectos antifonales: preguntas, réplicas y sonidos al límite de lo audible trazaron una dramaturgia microscópica, en la que cada gesto de un instrumento parecía encontrar eco en otro colocado a la distancia.

La sevillana Elena Mendoza es, por edad, la mayor de esta generación de compositoras, posiblemente también la más internacional y la única que posee el Premio Nacional de Música (lo consiguió en 2010). Su música tiene casi siempre una inquietante teatralidad, aunque esta vez resultó menos explícita: De dentro afuera es un trío clásico que se separa de la tradición en cuanto el piano está preparado. Sobre él resuena un zumbido inquieto que le lanzan las cuerdas, como un enjambre subterráneo. El discurso se fue construyendo desde esa vibración latente hasta un final en el que el ritmo adquirió un peso decisivo. Ese mismo imaginario del mundo insecto aparece depurado en Cartografías efímeras, un dúo de Núñez Hierro para flauta y piano, en el que fases de quietud extrema, cercanas al silencio, alternaron con breves agitaciones, como si el sonido respirara y se contrajera o los pequeños seres se pusieran en movimiento.

Il colore dell’ombra de Clara Iannotta exploró también la gravitación de un piano preparado que juega casi todo el rato desde las octavas graves para marcar desde ellas una pulsación profunda, mientras violín y violonchelo tejían armónicos frágiles, de una belleza quebradiza. El concierto se cerró con Lo que se escucha desde dentro de un tornado, primera entrega de los Cuentos para arrullar un enjambre de Nuria Núñez. Se trata de una obra –recién estrenada en mayo pasado por el mismo Taller Sonoro en Santiago de Compostela– que destaca por su notable y exquisita riqueza textural, cruzada por susurros, zumbidos y la presencia de singulares objetos percutivos –incluidos unos muy sugerentes tamborcillos del diablo– y de un sintetizador que proponen una escucha ampliada, atenta a lo minúsculo. Taller Sonoro defendió el conjunto de obras con su habitual precisión y sensibilidad tímbrica, ideales para un programa así.

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