Artes escénicas

‘Tea Rooms’: mujeres en la precariedad y el cansancio

  • La sevillana Paula Iwasaki protagoniza la adaptación del libro de Luisa Carnés, que se representa este fin de semana en el Teatro Lope de Vega

Paula Iwasaki, caracterizada como Matilde, el ‘alter ego’ de Luisa Carnés.

Paula Iwasaki, caracterizada como Matilde, el ‘alter ego’ de Luisa Carnés. / Marcosgpunto

Luisa Carnés (Madrid, 1905-Ciudad de México, 1964) logró imponer su talento pese a los trabajos agotadores que encadenaba y a un mundo que constantemente frenaba su vuelo. Esa escritora autodidacta, cuyas limitaciones económicas le hacían difícil comprar libros –se había educado, decía, con "los folletones publicados en los periódicos" y "las novelas baratas"–, llamó la atención de la crítica con los relatos de Peregrinos de calvario y con la novela Natacha, pero fue Tea Rooms, publicada en 1934, el libro que no dejó lugar a dudas de su maestría. La historia de un grupo de empleadas en un salón de té madrileño combinaba la denuncia sutil de las condiciones laborales y la injusta situación de la mujer con la profundidad psicológica de los personajes y una prosa provista del don de atrapar a los lectores. Pero, tras la Guerra Civil, la figura de Carnés, exiliada en México, caería en un inmerecido limbo, hasta que la feliz recuperación por parte de las editoriales Hoja de Lata y Renacimiento reparó esa injusticia. Ahora, su universo llega a escena gracias a la adaptación de Tea Rooms, una producción del Centro Fernán Gómez escrita dirigida por Laila Ripoll que se representa este sábado (20:00) y domingo (19:00) en el Lope de Vega de Sevilla.

"Diez horas de trabajo, cansancio, tres pesetas", afirma Matilde, el alter ego de Carnés, la joven que encuentra un trabajo en ese salón de té, a la que la autora prestó sus propias experiencias en una pastelería de Madrid –Viena Capellanes–, y a la que da vida en este montaje la actriz sevillana Paula Iwasaki. La protagonista, o la voz que va configurando el retrato coral, sirve de guía a los espectadores y los adentra en un recorrido que pese a los 80 años transcurridos depara, todavía, muchos elementos familiares.

"Lo llamativo del libro, de la obra", apunta Iwasaki, "es que plantea cuestiones que siguen siendo sorprendentemente actuales". Así, tras las vivencias de las dependientas de ese establecimiento se exploran temas como "el acoso laboral, las diferencias salariales, el aborto o el miedo de las chicas a salir tarde de trabajar y volver a casa solas, algo que hoy, ocho décadas más tarde de que ese libro fuera escrito, resulta tremendamente vigente", dice esta actriz que recientemente ha formado parte de espectáculos como Castelvines y Monteses de Sergio Peris-Mencheta o Luces de bohemia de Alfredo Sanzol.

Una escena del espectáculo. Una escena del espectáculo.

Una escena del espectáculo. / Marcosgpunto

Esta versión teatral de Tea Rooms, explica Iwasaki, "concentra la acción no en el propio salón de té, sino en la parte de atrás, donde las chicas empaquetan los pedidos, pasan las horas y tienen conversaciones... Lo bonito es que se habla de todo esto sin una actitud panfletaria, desde un lugar muy cotidiano, como suceden las cosas en realidad, como aparece también la agitación que se vive en las calles en esos años".

La actriz, que está acompañada en esta obra por Silvia de Pé, María Álvarez, Carolina Rubio, Elisabet Altube y Clara Cabrera, define a los personajes de Tea Rooms como "mujeres supervivientes, frágiles, pero hermanadas entre ellas. Hay algo muy interesante en esta historia: son caracteres diferentes, hay quien jamás va a poner en riesgo su trabajo por defender a las otras, pero esas mujeres entienden, más allá del rol que cada una tiene, lo que les está sucediendo a sus compañeras. Es algo emocionante que está en el libro y que aquí también se aprecia: Carnés no enfrenta a las mujeres", aplaude Iwasaki.

"Lo llamativo del libro es que fue escrito hace 80 años y muchos de sus temas siguen resultando vigentes”, dice Iwasaki

La sevillana agradece la sensibilidad de Laila Ripoll, galardonada en la categoría de dirección en los últimos Premios Talía. "Al ser la dramaturga conoce bien a los personajes y estaba ahí para resolver nuestras dudas. Y es una directora a la que le gusta recibir propuestas y hace que los actores nos sintamos parte del proceso", valora Iwasaki, que añade que encontraron otro pilar fundamental en los ensayos. "Contamos con una participación muy activa de la familia de Carnés. Sus nietos, su nuera, compartieron los recuerdos que tenían de ella, y eso se siente en la obra de algún modo", concluye la intérprete, que ha terminado de grabar la temporada 11 de Amar es para siempre y celebra que su versión de ¡Ay, Carmela! junto a Guillermo Serrano lleva ya más de una década en los escenarios. Y su estela no se apaga: ayer mismo, Carmela y Paulino conmovieron al público del Teatro del Barrio.

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