Una vida de dos caminos

Lorca buscó nuevos aires con 'El Público', una obra en la que su autor defendía la libertad y hablaba de la homosexualidad.

I. J. M. / Granada

05 de octubre 2014 - 05:00

Una elegía del placer y la máscara que tentaba una vida muda. Dos senderos que conducían, de una manera dicotómica, al poeta granadino a huir y a admirar su propia historia.

El 22 de agosto de 1930, Lorca escribía en Granada la última página del primer manuscrito de El Público, una obra que como él mismo mencionó al poeta Martínez Nadal: "He escrito un drama que daría algo por leértelo, de tema francamente homosexual. Creo que es mi mejor poema"; además, incide en esa carta al poeta portorriqueño que "fácilmente se podría estrenar en Nueva York". Sin embargo, Lorca le entregó el 13 de julio de 1936 en un paquete cerrado a Martínez Nadal el único manuscrito de la obra. Nadal lo mantuvo bajo llave hasta su publicación en 1976.

La polémica y el escándalo que podría ocasionar el texto de esta pieza fue posiblemente la causa por la que estuvo bajo llave tanto tiempo; no obstante, Andrés Soria, catedrático de Literatura Española por la Universidad de Granada, cree que "Lorca no buscó el escándalo, sino que quiso atreverse a plantear cuestiones básicas que el público no admitiría en el teatro, es decir, en la vida".

Igualmente, Antonio Sánchez Trigueros, catedrático en la UGR de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, afirma que el poeta granadino buscaba "romper con el teatro de la tradición". Pese a ese sentimiento "moderno", Lorca "no quería dar a conocer esta obra vanguardista ya que sabía que iba a tener muchas dificultades y prefería jugar con otra baza: el teatro que él recogía de la tradición", según explica Trigueros. La vida de Lorca se convierte en toda una paradoja ya que su intención era romper con ese teatro burgués de la época y adelantarse a lo que más tarde sería el teatro de lo absurdo. Trigueros lo aclara diciendo que la grandeza del poeta era "tentar dos caminos a la vez; por una parte, la obra El Público; y por otra, La Casa de Bernarda Alba, ya radicada en la tradición, un camino ya abierto por los éxitos de Bodas de Sangre y Yerma". La conclusión de esta ruta es muy sencilla dado que "Lorca vivía económicamente del teatro y el público, en aquella época, no asistiría a esa clase de obras con esos textos tan atrevidos", señala el catedrático de Teoría de la Literatura sobre las diferentes formas de teatro que combinaba el poeta.

La vida del autor de la Generación del 27 se apagó a los 38 años. Una trayectoria, que según Soria, "duró muy poco desgraciadamente". Décadas de existencia en las que buscaba, como se puede apreciar en la obra El Público, alejarse del teatro burgués, renovar el teatro y sentirse libre. Tal es así que Soria piensa que Lorca llegó a concebir el deseo de libertad total, un ejercicio de liberación individual, que invocaba también el de justicia social y el de libertad para no ser perseguido por querer a alguien.

Esa misma libertad fue por la que le asesinaron el 18 de agosto de 1936. "Lorca no era un hombre exhibicionista en la cuestión de su homosexualidad y la llevaba íntimamente. Sin embargo, ahora se hace exhibición de todas sus historias", declara Trigueros.

El "morbo" por el epistolario publicado el año pasado entre Dalí y Lorca y las polémicas declaraciones del pintor de Figueras hacen que el público lo tome como símbolo de la causa,. Aunque más de uno dude si al poeta le hubiera gustado, asimismo el tema está muy presente en El Público pero, "decir que ésta es la obra sobre la homosexualidad es una exageración y podría decir incluso que un disparate", afirma Sánchez Trigueros.

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