Crónica de un día

Fran Barquilla

fbarquilla@grupojoly.com

Adiós, mascarilla ¿adiós?

Justo cuando la ministra de Sanidad anuncia la fecha del fin de las mascarillas en interiores, más voces se alzan por la premura de la medida

Recordaré este día por ser el primero para descargarnos el borrador de la Renta, muchos corrimos a por él, o por ser en el que Juanma Moreno dejó entrever que habrá adelanto electoral en Andalucía. El día de la resaca del discurso de Zelenski que levantó las reacciones esperadas con su cita sobre la Guerra Civil Española y las empresas de nuestro país que desmintieron que negocien aún con Rusia.

Prefiero quedarme con el fin de las mascarillas para la crónica del día. Ya hay fecha. 20 de abril. Benditos Celtas Cortos. Ese día podremos entrar en la oficina, en el bar, en las aulas sin tener que ponernos la mascarilla treinta segundos antes de quitárnosla al llegar a la mesa y beber agua, al apoyarnos en la barra esperando la consumición o mientras los niños se toman el desayuno en el pupitre.

Seamos serios. ¿Cuántos se sienten identificados con esas acciones? Vamos a entrar, subimos mascarilla, pedimos en la barra, bajamos mascarilla y solo vuelve a subir en el camino de salida hacia la puerta. Se acabó eso a partir del 20 de abril. ¡Qué liberación! Venga ya...

Enfrente, los de llevar la contraria a lo que se decida sea lo que sea. Es pronto, argumentan. Para qué correr. No sé si lo han notado pero, desde que las mascarillas no son obligatorias en exteriores, yo veo más gente con ellas puestas que cuando era obligatorio hacerlo. Somos el espíritu de la contradicción. Ahora se oye el "pues yo la voy a seguir llevando". No me parece mal tampoco. Somos libres hasta para eso.

Se opone el Gobierno andaluz. Nuestro consejero de Salud y Familias ya ha dicho que aquí se seguirá recomendando el uso en interiores, incluídas las casetas de feria de las que hoy mismo ya decían nuestros lectores que cumplir la ley era incompatible con la celebración feriante, en una encuesta realizada antes de saber la fecha del destape nasobucal.

Como somos de los últimos en tirar las mascarillas al baúl de los recuerdos, casi que lo mejor es echar un vistazo a lo que ha pasado en aquellos países que nos pillaron la delantera en la medida. Lo resumo: todos tuvieron repuntes de casos, nuevas olas de contagio, algunos con cifras de récord que no evitaron que sus gobernantes hayan dado marcha atrás.

Con ese panorama es difícil aventurar lo que podría pasar en España donde los casos por habitantes son menores a la media europea (hasta que dejaron de contar los casos) y lo mismo ocurre con el número de ingresos. El elemento diferencial español es la cuota de vacunación de la población, muy por encima de la media europea.

Solo el tiempo dirá cuál fue la medida más acertada, eso sí, será a costa de nuestra salud y probablemente de la de los más débiles, porque ya no informamos del covid, pero sigue contagiando.

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