Monchi fichó como sevillista a Daniel, Kanouté, Julio Baptista, Palop, Luis Fabiano, Rakitic, Lenglet, Javi Navarro y una legión de futbolistas que colmaron de felicidad a todos los que profesan la fe balompédica radicada en el sevillano barrio de Nervión. Sin embargo, y ésta es una opinión muy personal, el mejor fichaje de la carrera de Monchi se ha gestado durante sus dos años en Roma. De allí volvió Ramón Rodríguez Verdejo, una persona ya madura y con una visión de la vida y del fútbol que lo ha conducido a convertirse, ahora sí, en el mejor director deportivo del fútbol mundial.

Viene esto a raíz de la ilustrativa entrevista realizada por Jesús Alba en Diario de Sevilla. Se le pueden dar tres, cuatro páginas, pero todo lo que dice Monchi tiene interés para ser leído, escuchado y hasta estudiado para aprender de fútbol. Claro que puede fichar a Rony Lopes y meter la pata hasta el fondo, por mucho que hubiera circunstancias económicas para que así fuera, pero Monchi ya deja un poso de madurez en sus explicaciones que lo han conducido a subir el último escalón.

La clave está en aprovechar una situación nada agradable para crecer como persona. No es lo mismo recibir los lunes los parabienes de todo el mundo cuando recorría el largo pasillo de las oficinas del Ramón Sánchez-Pizjuán en un continuo besamano que ser mirado de reojo como el "spagnolo" que ha inventado el fútbol y manda, y cobra, más que Totti y compañía.

Esa soledad lo ha llevado a convertirse en Ramón Rodríguez Verdejo, a completar su personalidad, a madurar. El Monchi actual, siendo siempre Monchi, ha vuelto a tener lo bueno de su etapa de futbolista, la afabilidad, y lo mejor del director deportivo, su sapiencia para llevar el día a día de un club como sólo él sabe hacerlo. Si encima ficha a Koundé, Ocampos, Diego Carlos, Fernando, Joan Jordán…, por mucho que traiga un Rony Lopes, el Sevilla y los fieles de Nervión son quienes lo disfrutan.