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Crónica Personal

Ramón Tamames mueve el tablero

Moción de censura. De cara a las municipales y autonómicas, PSOE y PP intentarán utilizar el debate contra Pedro Sánchez de forma electoralista y sin atacar al candidato a la presidencia

Ramón Tamames mueve el tablero

Ramón Tamames mueve el tablero / DS

La presentación de una moción de censura al Gobierno de Pedro Sánchez presentada por Vox, con Ramón Tamames como candidato a la presidencia del Gobierno, ha movido el tablero político, por no decir que lo ha convulsionado.

No porque exista la más mínima posibilidad de que triunfe la moción y el veterano economista y político sustituya a Pedro Sánchez, sino porque esa moción inesperada, con un viejo y respetado comunista convertido a centrista, respaldado por un partido de extrema derecha es, cuando menos, peculiar. Y si la moción se celebra a pocas semanas de unas elecciones municipales y autonómicas que con toda seguridad afectarán a las generales de meses después, la presenta un partido que está convencido de que será determinante para que el PP pueda recuperar el Gobierno central, se comprende entonces que esta operación sea analizada del derecho y del revés por los estrategas de los partidos políticos mayoritarios. Estudian la manera de encontrar el hueco que les permita sacar tajada de esta peculiar operación.

La primera reacción de PSOE y PP ha sido coincidente: máximo respeto al candidato, por trayectoria y sobre todo por edad, y centrar la carga crítica contra el partido que presenta la moción, Vox.

El trato ante la figura de Ramón Tamames recuerda a la que suelen mantener los políticos varones cuando se tienen que enfrentar dialécticamente a una mujer. Ellos mismos actúan con una cautela que no tienen frente a un rival masculino. Y si no son consciente de que deben ser especialmente cuidadosos con el lenguaje y las formas, sus colaboradores les alertan antes de que llegue el momento del debate. Es obligado huir de cualquier frase, calificativo o ejemplo que pueda ser considerado no ya machista, sino simplemente condescendiente. Porque en el debate político, es fácil identificar esa condescendencia con la consideración de que el adversario es un rival menor, de escasa relevancia. Y de ahí al machismo la distancia es mínima.

Respeto, respeto, respeto

El hecho de que Pedro Sánchez acuse estos días a Núñez Feijóo de ser poco respetuoso con Tamames por decirle que si fuera su padre le aconsejaría que no aceptara ser el candidato de Vox a la presidencia de Gobierno, va en esa línea: que se vea al presidente del PP como alguien que considera al candidato como una persona muy mayor a la que hay que proteger de Vox, que intenta utilizarlo en una moción de censura de la que es imposible salir bien parado, dada su avanzada edad.

La acusación de Sánchez falla en su inicio: fue Tamames quien invitó a almorzar a Feijóo a su casa hace unas semanas, para que conociera a varios de sus compañeros de la Academia de Ciencias Morales y Políticas. Después, cuando recibió la oferta de Abascal para ser el candidato en la moción de censura, Tamames le llamó nuevamente para preguntarle su opinión. Feijóo se la dio con sinceridad: si fuera su padre, él le aconsejaría que no se presentara.

El lunes, en principio, Vox presentará en el registro del Congreso la moción, y al día siguiente la Mesa del Congreso estudiará la propuesta y verificará que cumple con los requisitos que marca la ley. Será la presidenta la que fije la fecha, que tendrá que ser al menos 5 días posterior a ´la del registro.

Ya se especula con las supuestas presiones que ha recibido Maritxell Batet de Moncloa: unas informaciones aseguran que Pedro Sánchez le ha dicho que la moción sea lo más cerca posible de las elecciones del 28 de mayo y antes de que se inicie la campaña, para aprovechar el tirón que los socialistas esperan lograr en ese debate en el que intentarán que el PP salga también escaldado por el fracaso de la iniciativa de Vox; otras informaciones sin embargo aseguran que, por el contrario, Sánchez quiere que sea lo más pronto posible y alejarla de las complicadas elecciones municipales y autonómicas. La próxima semana se despejará la incógnita.

Sí es cierto en cambio que Moncloa pretende que la moción de Vox se considere moción del PP y afecte negativamente a Alberto Núñez Feijóo y a las siglas de su partido. Sánchez además quiere que la actitud del PSOE ante esa moción se vea como un ejemplo de respeto hacia el candidato Tamames, un hombre con trayectoria antifranquista, de izquierdas –ahora ya no lo es– y con un bagaje profesional, económico, indiscutible. Actitud que contrapone a la que cree el presidente de Gobierno que muestra el PP: apoya la moción y no respeta la figura del candidato. Lo que no es exactamente cierto: no va a apoyar la moción, porque se va a abstener para demostrar que no está con Vox pero tampoco con el Gobierno. Y hasta ahora no ha habido una sola falta de respeto hacia la figura de Tamames.

Una moción contra el PP

En Génova empiezan ya a preparar ese debate, con una idea muy nítida: ni una concesión al programa de Vox si se intenta "colar" en la intervención de Tamames algunas de las consideraciones que Vox considera puntos esenciales de su proyecto de Gobierno, la mayoría de ellas tan distantes de las que defiende el PP como son distantes de las que defiende el Psoe.

Será Cuca Gamarra la que lleve el peso del debate con el candidato, y en el PP con perfectamente conscientes de que la portavoz tendrá quue ser más cuidadosa que nunca en esta ocasión, porque el PSOE quiere transformar la moción de censura al Gobierno PSOE-Podemos en un debate sobre el proyecto político del PP… que si llega a gobernar será con el apoyo de Vox y, probablemente, a través de Gobiernos de coalición como el de Castilla y León.

Están hechos a la idea en el PP de que el Gobierno de Mañueco va a ser utilizado para descalificar al PP. Hace tiempo que Feijóo no responde a las acusaciones de que representa lo mismo que Vox y que gobernará con Vox; como él, tampoco responden los dirigentes nacionales y regionales del partido. El objetivo del PP es conseguir los escaños suficientes, tanto en mayo como en las elecciones generales, para gobernar sin necesidad de coaligarse con Vox o, en caso de necesitar su apoyo, llegar a pactos de legislatura. Sin entrar en más concreciones hasta conocer los resultados electorales. Y mientras, no caer en la trampa de especular sobre alianzas o pactos con Vox, que es lo que gustaría a Pedro Sánchez y a la mayoría de los dirigentes socialistas.

Se trata de una moción de censura extraña, con un tinte electoralista muy claro. Todas lo son, empezando por la primera, de Felipe González, que la vio como la mejor posibilidad de demostrar su madurez como político, capaz de presentar un programa viable con el que ganar unas elecciones. El objetivo del entonces líder de la oposición estaba no en ganar la moción de censura, sino las siguientes elecciones, como así fue.

En esta ocasión el objetivo de Vox es más difícil de adivinar. No tiene nada que ganar porque la situación de Santiago Abascal es muy distinta a la que tenía Felipe González cuando presentó esa moción que se pone siempre como ejemplo, y tiene en cambio el presidente de Vox mucho que perder. A muchos de sus militantes y seguidores no les ha gustado la elección de Tamames.

El debate además va a ser también insólito: nadie va a cargar las tintas contra el candidato, y es difícil que Cuca Gamarra tenga el papel que al PSOE le gustaría que tuviera: una intervención en la que la portavoz del PP quedaría identificada con lo que defiende Vox. Ese día no va a arremeter contra las propuestas que presente el candidato Tamames, que se centrarán fundamentalmente en cuestiones económicas, sino que aprovechará una vez más para cuestionar la eficacia del Gobierno de Pedro Sánchez, que es lo que ha provocado la moción de censura.

Se trata de una moción con aristas, con dobles lecturas e interpretaciones: el candidato no pertenece al partido que la presenta ni se siente identificado con su programa, y el Gobierno al que se pretende censurar prepara el debate de forma que el perjudicado de la moción sea el principal partido de la oposición… que no es el que presenta la moción ni la va a votar.

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