Crónica Personal

Cherchez la femme

Ante una situación que se va de las manos, los franceses lo tienen claro: busque a la mujer

Begoña Gómez, en el Congreso.

Begoña Gómez, en el Congreso. / Juan Carlos Hidalgo (Efe)

LOS franceses lo tienen muy claro. Ante una polémica envenenada o una situación que se va de las manos, cherchez la femme. Busque a la mujer. La esposa, amante, hija, madre o simplemente amiga. En la mayoría de las ocasiones, en esas polémicas o situaciones inexplicables, una figura femenina es la clave.

En la España actual, tres mujeres se encuentran en el foco de la noticia: Begoña Gómez, mujer de Pedro Sánchez; Isabel Díaz Ayuso, presidenta del Gobierno madrileño, y Eva Cárdenas, mujer de Alberto Núñez Feijóo. Con dos mujeres más que echan leña al fuego: la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, y la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol. Una importante aliada de Pedro Sánchez para promover desde su cargo las iniciativas parlamentarias que convienen al presidente del Gobierno. Entre ellas, las comisiones de control parlamentario.

El caso Koldo, que implica directamente al ex ministro y en tiempos hombre de máxima confianza de Pedro Sánchez José Luis Ábalos, al que nombró también secretario de Organización del PSOE, provocó que en las filas sanchistas se hurgara en las cuentas y actividades del principal partido de la oposición para que pasaran a segundo plano las informaciones sobre los negocios que giraban en torno a Koldo García Izaguirre, guardaespaldas de Ábalos durante años y su colaborador para todo. Los medios de comunicación que investigaban sobre Koldo encontraron un nombre inesperado: Begoña Gómez.

La mujer del presidente, con estudios de marketing, que causó polémica cuando la Complutense la contrató para un cargo para el que no cumplía los requisitos. Después fue contratada por el Instituto de Empresa –una prestigiosa escuela de negocios– que a través de su fundación creó el Africa Center para que lo dirigiera Gómez. Contaba con el patrocinio de Globalia-Air Europa, de la familia Hidalgo, que a su vez estaba vinculada con el comisionista que, en colaboración con Koldo, había montado una red para comprar mascarillas durante la pandemia. Red en la que estaban a la orden del día irregularidades fiscales a través de comisiones no declaradas. En la red estaba implicada Venezuela, que debía una importante cantidad de dinero a Air Europa… que la línea aérea logró cobrar gracias a la red de Koldo, que integraba entre otros personajes al comisionista Víctor de Aldama.

El nombre de Begoña Gómez se vincula al caso Koldo cuando el Gobierno rescata a Air Europa con una cifra cercana a 500 millones de euros, y se descubre que precisamente en las fechas en las que se decide sobre el rescate la mujer de Sánchez se reúne al menos en dos ocasiones con Javier Hidalgo.

Montero, la filtradora

La indignación en las filas socialistas por acusar sin pruebas a Begoña Gómez, y no respetar su presunción de inocencia, se traduce en una lucha sin cuartel contra la mujer más poderosa del PP, Isabel Díaz Ayuso, cuya pareja, Alberto González, estaba siendo investigada por la agencia tributaria por dos delitos fiscales y otro de falsedad documental.

La información la facilitó la propia ministra de Hacienda, María Jesús Montero, lo que provocó escándalo en la propia agencia tributaria porque los datos de los contribuyentes son secretos y su revelación delito. Montero alegó que el dato lo había conocido a través de un medio de comunicación, eldiario.es, lo que se demostró falso porque la vicepresidenta lo había dado cinco horas antes que el periódico digital. No fue la única filtración interesada de Montero, como veremos.

Los propios inspectores de Hacienda se han encargado de explicar que los controles en la agencia tributaria son exhaustivos, minuciosos, y cuando algún inspector encuentra algún indicio de delito lo traslada de inmediato a la Fiscalía para que actúe en consecuencia. A partir de ese momento la responsabilidad sobre el secreto pasa a la Fiscalía.

Desde el primer momento Ayuso intentó separar las actividades de su pareja de su propia trayectoria, y puso el acento en que González nunca había tenido relación profesional con la Comunidad de Madrid, y llevaba más de 20 años en la actividad sanitaria.

Desde el Gobierno se acusó a la presidenta de residir en un piso pagado con dinero fraudulento, y se vio obligada de nuevo a señalar que ella vivía en el piso de su pareja, que no había invertido en él. El propio Sánchez la acusó de tener dos pisos de 2 millones de euros, insistiendo en centrar las responsabilidades en Ayuso.

Fuego cruzado

Alberto González Amador, divorciado y con tres hijos, tiene un piso en propiedad de casi 200 metros en Chamberí, donde vive con Ayuso, y ha alquilado un segundo piso en el mismo edificio. Pero el Gobierno y el PSOE mantienen la acusación contra Ayuso, a la que consideran corrupta. En una manifestación ante la sede del PP en la calle Génova, unos centenares de personas pidieron su dimisión como presidenta y, también, la llamaron “asesina” por las muertes en residencias de mayores en Madrid durante la pandemia.

La Fiscalía de Madrid presentó una denuncia contra González Amador, y el viernes el juzgado de instrucción número 19 le imputó, junto a cuatro personas más, por dos delitos contra la Hacienda Pública y un tercero por falsedad documental.

Todo ello en un ambiente enrarecido por acusaciones a la presidenta madrileña y a su jefe de gabinete por amenazas a periodistas, pero también acusaciones del PP y del Colegio de Abogados de Madrid de filtración de datos secretos por parte de la Fiscalía; entre ellos el intercambio de mensajes entre el abogado de González y la agencia tributaria para llegar a un acuerdo sobre el pago de las cantidades debidas a Hacienda. Acuerdo que habitualmente buscan los acusados por fraude.

Mejor parada ha salido la mujer de Núñez Feijóo. Eva Cárdenas, empresaria de largo recorrido, directora y creadora de Zara Home, cargo al que renunció cuando Feijóo era presidente de la Xunta, y que montó una empresa inmobiliaria con su hija, fue contratada por Sargadelos para diseñar una política de potenciación de la firma gallega de porcelana. Cargo al que también renunció cuando Feijóo fue elegido presidente nacional del PP.

Esta semana, en uno de los debates más broncos que se han conocido en el Congreso, la ministra Montero acusó a Feijóo de que la Xunta había subvencionado a la firma en la que trabajaba su mujer, y añadió que “hay más cosas”, mientras Sánchez, en el escaño de al lado, asentía con la cabeza.

La información, publicada por Infolibre, la desmentía el propio diario digital horas más tarde. Había sido un malentendido: Cárdenas trabajaba para la Fábrica Sargadelos y la Xunta había subvencionado al Real Patronato de Sargadelos, sin vinculación con la fábrica.

En cuanto al “hay más cosas”, habrá qué esperar a las informaciones que tenga la vicepresidenta de Gobierno, y si son ciertas. De momento no las ha desvelado.

El PP, mientras tanto, carga contra la mujer de Pedro Sánchez, centrando sus investigaciones, y sus preguntas al Gobierno, en la treintena de viajes que ha realizado a la República Dominicana en aviones oficiales sin que se conozca el motivo; y también en las razones por las que ha acompañado al presidente, fuera de agenda oficial, en visitas a países en los que tiene intereses Africa Center, el organismo del IE que ella dirige.

En los próximos meses se celebran tres elecciones de máxima relevancia, que puede poner en jaque el Gobierno de Sánchez. La guerra contra el PP es sin cuartel, pero el partido de Feijóo no se ha quedado de brazos cruzados. Además del debate estrictamente político, las acusaciones sobre corrupción empañan el escenario, cada vez más desagradable. Y en ese fuego cruzado, tres mujeres se están viendo afectadas.

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