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La violencia es mucho más. Más que eso que sigue copando los titulares de los periódicos convirtiéndonos en una cifra. Mucho más que el simple acoso físico al que nos someten sólo por ser diferentes, y tener menores posibilidades. Porque el sistema, la educación, la supremacía o la historia así lo ha querido, perpetuando ese discurso sesgado que ha borrado a las mujeres hasta hacerlas invisibles. Cultura vacía que memorizamos en las escuelas. Es mucho más, porque entronca en las bases de nuestra idiosincrasia, conformada de pequeños detalles que se van adquiriendo hasta convertirlos en verdad. ¿A cuántas de vosotras os han prohibido vestir como sentís? ¿A cuántas os han juzgado por el aspecto? ¿A cuántas os han reducido a tanto y tantas veces que habéis pensado que esta lacra es imposible de erradicar? Porque violencia también es controlar qué se hace en cada momento, o pensar que todos los hombres son una amenaza para tu ego. También es hacer comentarios que resalten los defectos por encima de las virtudes y henchir el pecho si se va al lado de una mujer guapa y no hacerlo cuando ésta es exitosa, primando el físico sobre la inteligencia. También es querer sobrepasarse con alguien que te ha dicho por activa y por pasiva que no. Violencia es no poder ser libre para meter a quién quieras en tu cama, con la asiduidad que estimes oportuno. Es sentirse culpable cuando se es desordenada o no se tiene tiempo para mantener la casa bajo control. Violencia es hacer pensar a las mujeres que tienen que ser madres. Como también creerlas sensibles, remilgadas, malhumoradas... O decir que son todo eso y más una vez al mes. Violencia es hacer distinción, poniendo en tela de juicio sus capacidades para hacer ciertos trabajos o hablar de ciertos temas.

Violencia es tocar sin que haya habido permiso implícito, enmascarando el gesto en falsa cercanía. Es sugerirle que no trabaje porque con tu sueldo hay para los dos. Violencia es cortar sus alas y sus aspiraciones abarcando toda su agenda. No alentarla a llegar más lejos, a volar más alto. Violencia es imponerle tu visión, detrás de un tú no lo entiendes. Es esperar a que ella te cocine o te planche, por muy ocupada que esté con sus cosas. Y claro que violencia es que, por el simple hecho de ser mujer, esperes que ella lo haga mejor que tú.

Es quitarle el mando para poner el fútbol, sin consenso. Es decirle que no se beba otra copa, que ya son suficientes. Violencia es distinguir entre la mujer que te espera en casa y las demás. Es cambiar el tono cuando hablas con ella. Es pensar que no puede defenderse, luchar, trabajar, rebatir o pensar. Y si en alguna de estas frases te has visto reflejado es que todo el tiempo estamos rodeados de violencia.

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