El parqué
Jornada de avances
Cuando la Naturaleza se desmanda no hay quien la pare. Ya pueden haberse arbitrado todos los recursos que habilita la ciencia y el conocimiento que cuando dice allá voy no hay fuerza humana que la controle. Antier fue un día que nos retrotrajo a aquel 25 de noviembre de 1961 en que la rotura del muro que contenía las embestidas del Tamarguillo dijo hasta aquí hemos llegado y Sevilla amaneció inundada. Han pasado sesentaicuatro años y hemos estado a punto de ver nuevamente barcas por la Alameda. La Alameda siempre como epicentro de una riada, de cualquier riada que se precie. Y en esta ocasión ni siquiera ha sido suficiente el tanque de tormentas que se construyó aprovechando una abortada boca de metro. Ha estado haciendo su oficio mejor que bien, pero cuando la madre Naturaleza dice aquí estoy yo no hay tanques ni muros que soporten su ira. Aquella acometida natural de noviembre del 61 nos cogió con la guardia baja y antier, aun teniéndola alta, volvió a sorprendernos.
También te puede interesar