La ventana
Luis Carlos Peris
Vísperas de mucho...
Viendo las algaradas de estos días con la vergonzosa que hizo suspender el final de una prueba deportiva es para tentarse la ropa. La calle, un cementerio durante el sanchismo, se ha venido arriba al conjuro de la barbaridad que ese impresentable Benjamin Netanyahu está perpetrando en Gaza. Nadie, ni siquiera Bruselas, podrá seguir negando que es un genocidio en regla lo que el líder judío está haciendo con el pueblo palestino y es lógico que los pueblos se encabriten contra esos usos. Y como aquí somos más papistas que el propio Papa, pues las protestas se han llevado la palma en el ranking de la violencia. Y se ha podido comprobar cómo una ciudadanía mansa, que ni levanta la voz ante los desmanes que sufre desde el mando, se tira a la calle a bayoneta calada para bramar contra lo que está pasando. Ojalá el pueblo ucraniano hubiera recibido un apoyo parecido y todo lo que está pasando no es más que el anticipo de lo que ocurrirá en nuestras calles si algún día gobierna la derecha. Qué miedo.
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