La tele más Real del año
Como si fuera ayer
Buscaba junio las tablas en una mañanita de lunes rabiosamente caluroso y en plena caminata matinal por los alrededores del río se me agolpaban recuerdos que dejan muy mal a la situación. Pero no a una situación coyuntural, sino a una situación por la que atravesamos sin verle el final. Varios indigentes que se entendían bajo lengua gentil iban remolcando todos sus enseres en el carrito de Mercadona unos y en el de Carrefour otros. Enseres desechos de tienta y cerrado, desde una lavadora rota a un colchón con los muelles por fuera, trozos de un somier y alguna tubería inservible. Iban camino de no se sabe dónde y con procedencia desconocida cuando se me agolpó en la sesera una imagen idéntica de hace cuarenta años en un viaje de Bucarest a Craiova. Aún tiranizaba el malvado Ceaucescu, entonces eran carromatos quejumbrosos por una carretera tercermundista y ahora carritos de supermercado a través de vías del aparente primer mundo. Y con los recuerdos, las premoniciones, la inquietud...
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