Crónica Personal

Y AHORA, QUE DECIDA SÁNCHEZ

La animadversión hacia Vox es inconmensurable, y los de Abascal no hacen nada para apaciguar las cosas. Al contrario

Llega la hora de Pedro Sánchez. Está en su mano que pueda mantenerse en el gobierno con algún acuerdo que le permita disimular su apoyo a la amnistía y a la celebración de un referendum, utilizando un lenguaje con el que pueda disfrazar lo que a media España le parece una indignidad. O que por el contrario haga cálculos y considere que le va a ir mejor en unas nuevas elecciones en las que pueda mejorar el resultado del 23-J con una nueva estrategia: envolviéndose en la bandera del patriotismo diciendo que prefiere asumir el riesgo de las urnas antes que ceder ante el chantaje de los independentistas y de Bildu.

Las especulaciones sobre qué va a hacer ya están disparadas, pero solo Sánchez puede decidir aunque es el Rey quien designa al candidato tras la obligada ronda de consultas. Una ronda en la que no participarán los independentistas ni Bildu, como han anunciado, así que D. Felipe tendrá que enfrentarse a una situación complicada: designar candidato a Pedro Sánchez sin saber con qué apoyos cuenta, porque los independentistas catalanes afirman que solo apoyarían a Sánchez como candidato si acepta sus exigencias. Al menos, cuando designó a Feijóo, el Rey sabía exactamente cuáles eran sus apoyos.

Tenemos por delante días intensos de negociaciones, intercambio de mensajes y batallas en torno al referéndum y la amnistía. Inconstitucionales ambas según los expertos, y que corren el riesgo de que sea rechazadas en el Tribunal Constitucional si se presentan recursos, que se presentarán. Es público ya que en el TC no hay unanimidad entre los miembros considerados progresistas, y además si el recurso lo presentara el Tribunal Supremo, que puede ocurrir, se paralizaría de inmediato la aprobación de lo que piden los independentistas.

La situación por tanto no es fácil para Pedro Sánchez, lo que ha provocado que en los últimos días se abra paso la idea de las elecciones generales.

En cuanto a Feijóo, se le abre un nuevo escenario. En la oposición, pero más esperanzador. Su intervención en el debate de su investidura ha cambiado la percepción que muchos españoles tenían sobre el presidente del PP. El futuro no está escrito, pero sí se advierte que crece el número de ciudadanos que ven hoy a Feijóo como un hombre capaz y con un proyecto sólido.

Pero también se adivina una dificultad importante para poder alcanzar su objetivo: será una tarea imposible si va de la mano con Vox, la animadversión hacia Vox es inconmensurable, y los compañeros de Abascal no hacen nada para apaciguar las cosas. Al contrario.

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