Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Basta el empate, pero un triunfo...

OTRO gol de M'Bia puede resultar trascendental en la historia contemporánea del Sevilla. Como en aquella noche de la primavera valenciana, un gol del camerunés puede resultar vital para que su equipo camine rumbo al éxito. Aquel 2 de octubre en las entrañas de Croacia y cuando el Rijeka ganaba 2-1 volvió a surgir la figura gigantesca de M'Bia, que había sustituido a un Banega que no había terminado de cogerle el aire a la cosa.

Otro gol en el descuento para una vida mejor, pues sin ese tanto del camerunés, la cita de hoy con el Rijeka sería agónica y el pase a octavos de la competición favorita estaría más que en el aire. Un empate es suficiente para seguir en la competición, pero el objetivo es ganarle a los croatas para, aliados con un pinchazo del Feyenoord en Lieja, la primera plaza del Grupo G caiga en el nido nervionense. Basta el empate, pero una primera plaza allanaría mucho las cosas.

Y todo esto ocurre con el equipo bien asido a la Champions del año próximo. El triunfo del mediodía vallecano más las últimas dudas valencianistas hacen que el Sevilla emboque las Navidades en una especie de Arcadia feliz. Pero hay que ir paso a paso y lo de esta noche en Dato es de una trascendencia indudable para el corto, medio y largo plazo de la vida de un club que se acostumbró al caviar y al que sin él se le haría muy prosaica y a contraestilo la vida.

Nervión como cuenca receptora para la ilusión de continuar en esa competición que tanta plata le acarreó. Basta el empate para el segundo premio, pero es la victoria lo que debe perseguir este Sevilla tan efectivo. Desde luego no pasará a los anales del jogo bonito, pero que los números salen de la mano del competente Unai resulta irrefutable. Y la pregunta es la de siempre: ¿hay algo más bonito en fútbol que ganar con frecuencia? He ahí la cuestión para una fiesta más.

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