Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Bendodo en el balcón de Génova

Elías Bendodo, en el balcón de Génova el pasado domingo.

Elías Bendodo, en el balcón de Génova el pasado domingo. / EFE

BENDODO nunca había estado en la oposición, se lo recordó como un consejo su amigo Juanma Moreno cuando Elías se empeñó en dar el salto a Madrid para ser el coordinador general del nuevo PP de Alberto Núñez Feijóo. Aquí era el gobernante de San Telmo, con escalera directa al despacho del presidente, y en Madrid trituran carne cruda de político para servirla como tartar en los reservados de los restaurantes. Fue concejal en Málaga cuando ETA asesinó a Martín Carpena, de edil pasó a ser presidente de la Diputación y navegó sobre la eterna ola azul del partido malagueño hasta que Juanma Moreno le encargó dirigir la campaña electoral de diciembre de 2018: no ganó las elecciones, pero gobernó. Volvió a organizar la campaña de las autonómicas de junio de 2022 y alcanzó la mayoría absoluta, pleno total para el malagueño. Siempre en el poder, nunca en la oposición.

Pero se fue a Madrid. Intuyó que en Andalucía siempre iba a ser un magnífico escudero de Juanma Moreno, aunque secundón al fin y al cabo, porque el presidente de la Junta es un líder de largo recorrido. Feijóo le encargó la campaña de las municipales del pasado domingo y con éstas se ha apuntado un nuevo éxito –el tercero– en su hoja de servicios. Hacía seis años que el PP no ganaba unas elecciones a nivel general y ahora va a gobernar hasta en la diputación de Huelva, reducto de los galos marismeños de Astérix. El domingo salió al balcón de Génova, al altar donde los populares festejan sus victorias.

Le queda la cuarta, las elecciones generales del 23 de julio. Feijóo ya lo ha nombrado jefe de campaña, ha dividido la cúpula del PP en dos equipos: uno trabajará la carrera electoral y otro redactará el programa de los 100 primeros días de Gobierno. El primero será para los fontaneros de Elías; el segundo, para los distinguidos del partido, los Nadales y los Garicanos, gentes con muy buenas cabezas que, sin embargo, nunca han estado en la sala de máquinas donde se dirigen tanto los partidos como los gobiernos. A Aznar y Rajoy le gustaban más los abogados del Estado que los jornaleros de la política.

Elías Bendodo es un político clásico, un tipo que podría haber militado en las grandes formaciones de los años ochenta y noventa, es trabajador, listo, maneja la verdad y la mentira con artes renacentistas y tiene embridada la vanidad, sabe de qué va este juego, es un magnífico actor. Elías querría ser ministro si Feijóo logra gobernar este verano, pero no le verán ofuscado si no entra en el cuaderno azul, quizás Juan Bravo se le adelante, pero el malagueño sabe que gana quien resiste, sobre todo en política.

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