DERBI En directo, la previa del Betis-Sevilla

Antonio Fajardo

Asociación Parque Vivo del Guadaira

El estadio Benito Villamarín debe finalizarse sin lesionar intereses

El autor reflexiona sobre cómo ejecutar las obras en el estadio del Betis sin lesionar los ciudadanos de Sevilla y sin afectar gravemente a la calidad de vida de los barrios vecinos

Imagen del estadio Benito Villamarín.

Imagen del estadio Benito Villamarín. / M.G.

Todo lo relacionado con los intereses de los dos grandes clubes deportivos de la ciudad de Sevilla está afectado por una pasión excesiva, alentada por el fuerte respaldo social con el cuentan. Conviene sin embargo recordar que estas sociedades anónimas son empresas privadas desde el punto de vista jurídico, y que el Ayuntamiento tiene la obligación de defender el interés público y -particularmente- el de los vecinos. Con el proyecto de finalización del estadio del Betis asistimos a la repetición de un modelo urbanístico especulativo, ya ensayado en Nervión, amparado en una justificación discutible, y que condena a los barrios mas próximos a graves riesgos.

El año 2003 el alcalde Sánchez Monteseirín (Gobierno PSOE-IU) firmó sendos convenios urbanísticos con los dos clubes de la ciudad para garantizar a ambas entidades deportivas importantes plusvalías estimadas en su momento entre 25 y 30 millones de euros, beneficios generados gracias a recalificaciones que tenían por objeto finalizar las obras de sus respectivos estadios. El PGOU de 2006 incorpora el convenio y previó ceder al Real Betis 8.300 metros cuadrados en el espacio libre situado junto al estadio (calificado como zona verde), donde se construiría un hotel, oficinas y un centro comercial de 30.000 metros cuadrados, así como el aprovechamiento de miles de plazas de aparcamientos en el subsuelo. La ciudad recibiría como contraprestación una plaza de uso público de 2.500 metros cuadrados y una superficie construida de uso municipal de 3.000 metros cuadrados. Esta operación es un claro ejemplo de urbanismo a la carta, a la que se opuso las asociaciones vecinales, concretamente se presentaron más de dos mil firmas en la que fue la alegación mas respaldada al PGOU vigente. A juicio de los alegantes afectaría gravemente al barrio al alterar sus condiciones de accesibilidad, de aparcamiento, provocaría la terciarización de Heliópolis y La Palmera y transformaría su reconocida calidad urbanística y ambiental. La Gerencia Municipal de Urbanismo, contestó que “los estudios realizados hacen aconsejable la creación de un nuevo centro de actividad en el distrito por lo que esta área constituye una oportunidad para su localización”, justificación que hoy carece de sentido.

En diciembre de 2007 salió a información pública el Estudio de Detalle que desarrolla el proyecto, paso previo a la obtención de la licencia de obra. La Asociación de Vecinos Los Andes alegó al entender que éste tenía importantes carencias y que el proyecto –tal como estaba formulado- afectaba muy negativamente al barrio de Heliópolis, era manifiestamente desequilibrado al pretender los propietarios maximizar las plusvalías con un mayor aprovechamiento urbanístico del inicialmente previsto (calculada ahora en 60 millones de euros), incumpliendo el propio convenio y el PGOU. El Estudio de Detalle no llegó aprobarse, bien por desavenencias entre la GMU y el club, por la compleja situación accionarial de la sociedad, pero sobre todo porque la crisis económica e inmobiliaria que estalló ese mismo año hacía inviable su ejecución.

Tras la crisis periódicamente los medios se han hecho eco de la reactivación del proyecto: en el 2016 (con Espadas como alcalde) el nuevo proyecto contemplaba la construcción de una torre en la esquina de la Palmera con Ifni con una edificabilidad de 10.000 m2 dedicado a uso comercial y oficinas, y de la explanada de aparcamientos que hay junto a la grada de preferencia, con 29.000 m2 de edificabilidad. La rentabilidad de la operación se cifró en 90 millones de euros, que debería dedicarse a culminar el estadio y sanear las finanzas del club. Se justificó la operación entre otros argumentos en "poner en uso una explanada que lleva varias décadas abandonada en un barrio que requiere nuevos equipamientos". Curiosamente ya entonces se estaba desarrollando un enorme centro comercial que venía a resolver ese problema, en una ubicación inadecuada por su proximidad al colapsado puente del Centenario, abierto en el 2019.

En el 2023 se ha anunciado un nuevo proyecto que debe concretarse con un concurso internacional que pronto se resolverá. El proyecto, del que solo se conoce que ocuparía toda la explanada, reproduce el modelo del Nervión Plaza con una construcción aneja a la nueva grada de Preferencia. Los portavoces del club han sido muy imprecisos, mencionando generalidades como que el proyecto será un icono para la ciudad, con un modelo de negocios que permita la actividad 365 días al año y unos ingresos netos anuales previstos de 20/25 millones de euros.

El secretismo está caracterizando las conversaciones entre el club y el Ayuntamiento para definir el nuevo Estudio de Detalle, y las contraprestaciones que recibirá el Ayuntamiento por la cesión de este espacio público. El convenio y el PGOU a nuestro juicio debería ser revisado puesto que ya no se dan los motivos que justificaban la creación de nuevos equipamientos para el barrio (comerciales y terciarios) mientras que en estos años la saturación de La Palmera y de otras vías del sur de la ciudad es un hecho constatable, reconocido por el propio Plan de Movilidad Urbana Sostenible (2019). Somos además muchos lo vecinos que sufrimos las molestas consecuencias de los días de partido, sin que el club se haya querido reunir para escuchar nuestras demandas, por lo que vemos con preocupación un proyecto realizado a espaldas de los ciudadanos y en contra de sus intereses. Por ello demandamos transparencia y participación pública en el proceso de redacción de estos nuevos acuerdos entre el club y el Ayuntamiento. Reclamamos que se redacte un nuevo convenio en el que prime el interés público, y que se evite el impacto sobre los barrios de Heliópolis, La Palmera y Reina Mercedes con un plan de tráfico y aparcamiento creíble. Será necesario también establecer normas urbanísticas para evitar la terciarización de Heliópolis.

Si el club y el Ayuntamiento no respetan nuestra pretensión de que el estadio se finalice sin que se lesione gravemente el interés público y se deteriore gravemente la calidad de vida de los vecinos y vecinas de los barrios del sur, nos tendrán enfrente. Somos conscientes de nuestras modestas fuerzas, pero estamos asistidos por la razón. Consultado un prestigioso especialista en derecho urbanístico sobre el caso, éste reconoció la complejidad de enfrentarse a un proyecto con el respaldo social con que cuenta el club, con un convenio firmado y amparado por el PGOU, pero vio margen de poder paralizar en los tribunales el proyecto, al no estar suficientemente justificado su interés público, ni la recalificación de una zona verde (tal como sucedió con la Biblioteca del Prado), así como por la desproporción entre lo cedido y lo recibido por el Ayuntamiento.

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