¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Repeticiones y repetidores
Lo que hubiera disfrutado quien yo sé con la restauración del alumbrado fernandino en las calles del casco histórico. Sin duda alguna es un paso más para esa vuelta a la normalidad que tanto se hace esperar. Es un rapto de buen gusto que hay que agradecerle al alcalde, ese regidor que ya convirtió el culo del mundo, léase Tomares, en el rincón más próspero de la provincia. Volver a esas farolas de sabor tan romántico es como una declaración de intenciones sobre la Sevilla que se persigue. Primero fue volver al brillo del mármol en Plaza Nueva y ahora esas lámparas que nos llevan a una Sevilla que, en realidad, es la que espera ver cuanto guiri nos llega. Ahora y pensando en el vecindario, tan cargado de años, a ver si se pone en circulación ese C-5 que te permita atravesar el meollo urbano sin usar la infantería.
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