Manual de disidencia
Ignacio Martínez
Moreno no sabe contar
TAN poco sentido tenía la situación actual de Juan Espadas, que podía ser abroncado por la derecha por aparecer en un acto en compañía de un concejal, como el cambalache institucional que ahora lo coloca en el Senado y que ha terminado constándole el puesto en la Delegación del Gobierno a Juan José López Garzón, un hombre discreto y eficaz que se va con más luces que sombras en su balance y sin levantar la voz, a pesar de las muchas patadas recibidas desde sus filas.
No cabe duda de que la orfandad institucional en la que Espadas se movía le traía algunos problemas. Pero a estas alturas, con la campaña más o menos lanzada y cuando empezaba a ser percibido por la opinión pública, lo que menos le convenía al candidato era verse envuelto en una situación de este tipo, en la que el mensaje más fácil de trasladar -ya lo están haciendo con fruición desde la derecha política y mediática- es que se le busca de prisa y corriendo un sueldo y un sillón. No parece que a nadie le importe en el PSOE que para hacer esta operación se confunda una vez más la gimnasia con la magnesia y lo institucional se supedite a las estrategias de partido. Si en el PSOE andaluz se piensa que esto es gratis y que no es anotado por los cada vez más confundidos votantes socialistas, tengan por seguro que se equivocan.
Desde que Juan Espadas fue desalojado de la Consejería de Vivienda para ser lanzado al ruedo político local y marcar así el fin de la etapa de Monteseirín, las cosas parecen diseñadas para que el candidato no despegue y se vea envuelto en líos donde se maneja con evidente incomodidad. ¿Torpeza y bisoñez por su parte o falta de estrategia por el estado mayor de su partido? Seguro que una mezcla de ambas cuestiones. Pero el candidato, que es una persona que en las distancias cortas destila sensatez, sabe que por este camino no va a llegar a buen puerto y que, o toma el timón y reconduce las cosas, o lo va tener muy difícil ante un candidato del PP cada vez más crecido y que muestra encuestas donde se le asegura el sillón de alcalde. Espadas no tiene tiempo que perder. Y con episodios como el de este cambalache institucional no sólo no gana, sino que va para atrás. Como los cangrejos.
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