La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Cenizas para repoblar el Centro de Sevilla

Una empresa catalana ha visto el negocio: es más cómodo un nicho en un templo del casco antiguo que en el alejado cementerio

Una urna con cenizas es introducida en el nicho

Una urna con cenizas es introducida en el nicho

Mucho ojo a la maniobra de la empresa catalana que se ha hecho cargo del columbario de la iglesia del Santo Ángel desde el pasado noviembre. Se han unido dos partes interesantes: los religiosos del muy apreciado Fray Juan Dobado y la entidad Coral, de los tradicionalmente emprendedores catalanes. Uno de los grandes lemas publicitarios para comercializar los nichos es disponer de “un espacio dentro del municipio”. La sociedad Coral está especializada en columbarios parroquiales. Alguien ha debido ver que para muchas personas es un incordio salir de los cascos urbanos para llegar hasta el camposanto de turno. Igual ocurrió en su momento con los tanatorios, donde se celebran las gran mayoría de los velatorios. Son más cómodos y funcionales que los salones de casa, donde se cuelan fisgones e impertinentes entre las plañideras de rigor. Distinto es que hay capillas de tanatorio que parecen una taberna cofradiera por la de cuadros de imágenes sagradas con marcos dorados que cuelgan de las paredes. Ahora se impone poco a poco el retorno a los columbarios en templos bien situados, en este caso en pleno centro. “Conserva la proximidad con los seres queridos”, dicen los astutos catalanes. Claro, al Santo Ángel puede llegar usted en tranvía hasta la Plaza Nueva, en autobús hasta Marqués de Paradas y en taxi hasta la esquina de San Pablo con Bailén. Y ya en el centro, hala, a hacer compras tras cumplir con la memoria de sus seres queridos.

Mucho más cómodo el columbario bien situado, como los pisos turísticos, que esos largos recorridos en Tussam hasta San Fernando, o en el coche particular que más vale dejarlo en el aparcamiento subterráneo que por los alrededores, donde te rompen las lunas para mangarte lo que haya en la guantera si es que hay algo. La empresa ofrece también el servicio de trasladar las cenizas del cementerio al columbario. De las afueras al centro. Y, por supuesto, en el columbario hay misa semanal por los difuntos. De la banda sonora del piar de los vencejos que juguetean con los cipreses, al ruido urbano de la ciudad que también es síntoma de vida eterna. ¡Y tanto, sobre todo con las bullas de Navidad y no digamos cuando llegue la Semana Santa! No le falta razón a quienes proclaman que el centro se está muriendo... Como que ya tenemos el primer columbario comercializado como “espacio de proximidad”. Ironías del destino. Fray Juan Dobado y los catalanes saben muy bien lo que hacen. ¿No se quedaba vacío el casco antiguo? Suene para los nuevos pobladores el ruido perpetuo de la ciudad.

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