Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
LO peor de Blue Bloods es la traducción, no sólo en España sino también en Hispanoamérica. Familia de policías es una serie cuanto menos entretenida pero no es, ni por asomo, la mejor ficción policiaca de la televisión. Original tampoco, como se deduce de la traducción. Se deja ver, eso sí, y al menos es mucho mejor que Rookie Blue, por ejemplo. Algo es algo. Divinity lo sabe; por eso ya va por su quinta temporada en el prime time de los viernes.
La familia de policías que protagoniza Familia de policías no es demasiado atractiva a priori, pero, una vez superada esa primera impresión, funciona. El papá jefazo (Tom Selleck), el hijo bruto (Donnie Wahlberg), la hija avinagrada (Bridget Moynahan) y el peque novato (Will Estes), son los Reagan. Todos, además del abuelo, son policías, y todos en la ciudad de Nueva York, pero cada uno es diferente y ve las cosas de distinta manera.
En esta ficción se mezclan por tanto las tramas procedimentales clásicas de una serie de policías con las familiares. Aquí los personajes principales no son cada uno de su padre y de su madre, sino que pertenecen a la misma saga, lo que hace que los conflictos profesionales a veces se conviertan en personales, y viceversa. Nada que no hayamos visto antes, aunque pocas veces tan bien mostrado. Es un drama, pero no apuesta por la oscuridad y la desesperanza totales, como algunas de las series policiales señeras de los últimos años. Como le ocurre a TheChicago Code, es una serie visualmente brillante, aunque quizás un tanto neutra. Por suerte, su sorprendente reparto (sorprendente por lo bien que funciona, pese a la obvia lucha de egos y estrellatos B) y unos guiones cuidados, hacen que nos olvidemos de su estética y ritmo demasiado de manual.
Familia de policías juega (y bien) con tres tonos: el del procedimental estándar, el del drama familiar y otro más profundo que sustenta la trama de continuidad base. Sin embargo, tanta mesura, madurez y sensatez (incluso podríamos hablar de clasicismo) le restan personalidad. Parece una paradoja, pero no lo es. La serie cumple a la perfección, pero a la hora de la verdad no llega a destacar por nada.
Pero de cutrez y amateurismo es de lo último que podríamos acusarla. Otra cosa no, pero Blue Bloods es un ejemplo de producto perfectamente ensamblado. Una ficción estupendamente hecha. Eso no se lo quita nadie, lo que hace que aficionados a las series de policías le den una oportunidad que quizá de otra manera no le habrían dado. No es una serie de laboratorio, elaborada con una fórmula segura, y eso se agradece. Pero podría aspirar a más.
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