La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El Papa en las Islas Canarias
Tras la conquista cristiana de Sevilla, fueron cedidos al Temple unos terrenos intramuros que abarcaban desde la actual Plaza Nueva hasta más allá de la Puerta del Arenal, constituyendo un priorato. Prostitutas y gentes de mal vivir comenzaron a asentarse en casuchas de la zona a partir de la disolución de la Orden, existiendo ya en el siglo XIV un núcleo marginado en este arrabal de la Tonelería que tenía a sus espaldas la muralla de la ciudad, la cual discurre entre las actuales calles Castelar y Santas Patronas. Desde comienzos del siglo XVI, el espacio entre la Puerta del Arenal y la de Triana se encontraba aislado del resto de la población por una tapia con dos entradas, situándose una de ellas en el Compás de la Laguna o de la Mancebía, que corresponde a la vigente plaza de Molviedro y aledaños, siendo muchas casas de propiedad eclesiástica. También era conocido como Compás de las Boticas, no por la sanación, sino por las enfermedades que hallaban los que en ellas penetraban: rufianes, tahúres, marineros de la Flota de Indias, gentes de variado pelaje y también del buen vivir. Acudían muchos de ellos al reclamo de la gran metrópoli del comercio europeo con el Nuevo Mundo, en la que buscaban oro donde poco había, pues las provisiones de guerras, nobles y acomodados absorben la huidiza riqueza, mientras el pueblo llano malvive en la insalubridad, la miseria y la pobreza.
El asistente Pablo de Olavide ordena en 1772 la demolición de la Mancebía y rehacer el barrio de nueva planta, encargando su ejecución al ingeniero Manuel Prudencio de Molviedro, concluyéndose seis años más tarde bajo el mandato del marqués de Monterreal tras el encarcelamiento de Olavide por la Inquisición. En esas fechas sería derribada una ermita situada en el centro del Compás junto a una cruz y erigida la capilla del Mayor Dolor que hoy acoge a la hermandad de Jesús Despojado, que procesiona el Domingo de Ramos. Asimismo, según consta en el Archivo Municipal, se eleva en el nuevo ensanche un palenque "para vender pan, carne, bacalao, pescado, hortalizas y demás comestibles", siendo rotulado hacia 1840 como plaza de Molviedro.
Adoquines y losas de Quintana de la Serena tapizan el pavimento, mientras la calzada que la atraviesa luce adoquines de Gerena y acerado pizarroso. Como recuerdo de la primitiva ermita, preside la plazuela una cruz de forja sobre columna y pedestal marmóreo, rodeada por cuatro majestuosas jacarandas que elevan a las alturas sus celestiales flores malvas, quizá como rogativa para la redención de los muchos desvaríos, reyertas y contubernios que contempló el lugar a lo largo de los tiempos...
"-Decidme de qué Orden es./-De los de la casa llana./ Es alcaide, con perdón,/ señor, de la Mancebía./.../ -Dulces días, dulces ratos/ los que en Sevilla se gozan;/ y dulces comodidades/ de aquella ciudad famosa,/ do la libertad campea,/ y en sucinta y amorosa/ manera Venus camina/ y a todos se ofrece toda." (El Rufíán dichoso, Miguel de Cervantes)
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