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Cristalización

Sánchez se va de gira, Falcon va y Falcon viene, con España patas arriba y el Gobierno ni se reúne con quien convoca el paro

La percepción de que el Gobierno vive en una realidad paralela a la de la sociedad española ha cristalizado en las dos últimas semanas a una velocidad digna de estudiar por los químicos. Es de recibo señalar que el poder Ejecutivo que nos gobierna ha tenido que afrontar retos consecutivos muy complejos -una pandemia y los efectos de una guerra en Europa-, pero no es menos cierto que no ha estado a la altura de esos desafíos nunca. Imprevisión, elusión de la responsabilidad propia descargándola en otros y soberbia en el manejo de las decisiones. Y aunque una parte de la opinión pública estaba ya saturada, el proceder del Gobierno a partir de la convocatoria de un paro de los transportistas ha acelerado ese proceso de cristalización.

La pandemia provocó un shock económico que paralizó la producción mundial. Cuando las condiciones sanitarias empezaron a permitir la reactivación, a partir del año 2021, el crecimiento de la demanda fue tan grande -en bienes y servicios de todo tipo- que la oferta no pudo satisfacerla y generó una escalada inflacionista que tuvo en los precios de la energía su máximo exponente. El Gobierno del Reino de España apenas tomó decisiones sobre este problema, y las que decidió se refirieron en exclusiva al mercado eléctrico y fueron insuficientes.

Es un problema global y que nada tenía que ver con la invasión de Ucrania, que no ha jugado un factor acelerante de la crisis de precios hasta hace unas semanas. La criminal guerra desatada por Vladimir Putin provocó un agravamiento de un problema que ya existía y que era la preocupación fundamental de órganos reguladores financieros y de los economistas. La falacia de culpar de la escalada de precios en exclusiva a la invasión sólo puede hacerla, como ya hemos sostenido, quien hace del engaño instrumento recurrente de su ejecutoria.

Con el petróleo rondando los 130 dólares el barril, parte de la sociedad española dijo basta ante los insostenibles precios de los combustibles, porque trabajar les supone pérdidas en lugar de ganancias. La protesta de los transportistas, minusvalorada por el Gobierno, ha puesto al país en una grave situación que obliga a parar fábricas y está provocando desabastecimiento.

Y con España patas arriba, Pedro Sánchez, se fue de gira por Europa para defender una propuesta de cambio de modelo de fijación de precios energéticos que hoy se discutirá y que tiene pocos visos de prosperar. Falcon va y Falcon viene. La soberbia es tal que ni se reúne con los convocantes del paro y mientras se agrava la situación empiezan a aplicarse ERTE. El problema para el Gobierno es que la saturación de su nefasta política ha cristalizado entre los españoles, y el de éstos es que aún queda más de un año de legislatura soportando a estos gobernantes.

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