Resulta que en el Ayuntamiento de Sevilla se dieron tanta prisa para anunciar la reapertura de la Torre de los Perdigones, que el ascensor de la misma todavía no funcionaba. El alcalde, Antonio Muñoz, no pudo subir a la torre y visitar el mirador privilegiado que ésta constituye. Demasiada premura tal vez para un monumento que supondrá un recurso más de la oferta cultural de la ciudad. La antigua fundición contiene una cámara oscura, además del mirador, y podrá visitarse de miércoles a domingo en horario de diez a dos por el precio de cinco euros.

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