Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
SI el papa Francisco supiera que en Sevilla la Virgen que Desata los Nudos no es gloriosa, sino dolorosa… En una visita a la iglesia de Saint Peter am Perlach de Augsburgo, cuando estudiaba en Alemania, el padre jesuita Jorge Mario Bergoglio se sintió conmovido ante un cuadro del siglo XVIII que representaba a la Virgen bajo la advocación de María la que Desata los Nudos. Inspirado en una frase de San Ireneo de Lyon -"Eva, con su desobediencia, ató el nudo de la desgracia para humanidad; María, con su obediencia, lo desató"- una Inmaculada de indudable inspiración sevillana aparece flanqueada por dos ángeles. Uno le tiende una cinta llena de nudos y el otro la recibe con los nudos desatados tras pasar por las manos de la Virgen.
Tan impresionado quedó que en 1996, cuando fue obispo auxiliar de Buenos Aires, encargó una copia y le dio culto en la parroquia de San José del Talar. Allí prendió de tal forma la devoción que los días 8 de cada mes se congregan más de 40.000 personas, desbordando la parroquia y haciendo que se plantee necesidad de construirle un Santuario a la que allí llaman la Desatanudos. En 2009, siendo ya cardenal de Buenos Aires, bendijo, en una granja dedicada a la recuperación de jóvenes drogadictos, una capilla dedicada a esta Virgen, su devoción más querida.
Si el papa Francisco supiera que en Sevilla la Virgen que desata todos los nudos, la que guía a través de todas las oscuridades de la vida, la que refleja toda la luz del Espíritu, toda la gloria del Padre y toda la ternura del Hijo, no es una Virgen de Gloria, sino una dolorosa… Si supiera que esta dolorosa que desafía madrugadas es la que más honda y conmovedoramente contagia el gozo de saber que Dios existe y nos ama, el destello de luz de la Resurrección y la alegría del Evangelio sobre la que este Papa ha escrito su primera exhortación apostólica…
Si supiera que Sevilla ve el Gran Poder de Dios en la mansa entrega de un hombre que se desangra de ternura por los ojos, la Ascensión en la expiración y la Gloria de Cristo Resucitado reflejada en el rostro doloroso y glorioso a la vez de su Madre Macarena… Porque aquí el pueblo sabe leer la recta escritura de Dios sobre los torcidos renglones de la vida… Si el papa Francisco supiera todo esto, y viera y viviera lo que vemos y vivimos desde ayer hasta el día 18, no duden quién oficiaría la Solemne Misa Estacional del 31 de mayo de 2014.
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