Editores andaluces

El reto siempre debe ser ese: estar pendiente de lo cercano, sin encerrarse en lo local

Reconforta ver por estas fechas las plazas de las ciudades andaluzas llenas de libros y de paseantes consultándolos. Y reconforta también comprobar que muchos de esos títulos han sido publicados por editoriales enraizadas en Andalucía. Parece que, por fin, tras tanta fiesta primaveral y tradiciones callejeras, ha quedado un hueco para recorrer de forma discreta las ferias del libro. Sus casetas tienen menos colorido, apenas hay espectáculos y su vida social aporta menos brillo, pero circula un bien apreciado por aquellos que piensan que la vida andaluza, además de farolillos, debe tener otros horizontes. Ese extraño bien, el libro, lo seleccionan, lo cuidan y lo publican una serie de personajes casi desconocidos en la vida pública andaluza y, sin embargo, mantienen viva la llama más necesaria para sustentar la cultura de estas tierras del sur. Porque sin libros propios no hay cultura propia ni pasado en que apoyarla.

Milagrosamente -porque los estímulos exteriores son pocos-, ya se cuenta con una buena saga de editores privados andaluces. Una dedicación que exige un cierto grado de locura, gran voluntad, asumir riesgos y, además, instinto para confeccionar un catálogo, medios para difundirlo y sabiduría profesional para colocarlo. Por fortuna, lo que hasta hace unas décadas era un desierto, está adquiriendo presencia gracias a unos nombres, cuya heroicidad sólo es comparable a la que sufren los libreros. Cuesta destacar trayectorias porque siempre han sido empresas forjadas en ambiente poco propicio y lleno, por tanto, de sacrificios personales, pero el ejemplo de Renacimiento -y sus otros sellos posteriores- abrió camino y ha mostrado cómo desde Andalucía se podía editar lo que toda España necesitaba. El reto siempre debe ser ese: estar pendiente de lo cercano, sin encerrarse en lo local. Publicar lo específico para que cobre lectores fuera y difundir lo válido del exterior para que se enraíce aquí. Esa es la doble apuesta que está presente también en los catálogos de Athenaica, Almuzara, Isla de Sistolá, Cuadernos del Vigía, Confluencias y El Paseo. Ese debería ser el lema irónico de las editoriales andaluzas, en momentos con tantas hipotecas identitarias: cultivar lo propio, pero incluyendo también como propio todo lo demás. Aparte de las citadas, hay otras editoriales andaluzas, pero deber ser descubiertas, paseando por las casetas, hojeando libros, comprando para ayudar a editores y libreros. Siempre con la expectativa de encontrar ese libro maravilloso que nos puede cambiar la vida.

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