Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Valencia: lecciones del horror
Psoe y PP se han equivocado de forma rotunda con la elección de los cuatro nuevos miembros del Tribunal Constitucional. Con un agravante: que la equivocación abunda en la falta de entidad de los dos partidos mayoritarios para trabajar por los españoles y por el crédito de las instituciones.
Esta situación tan pésimamente resuelta no es producto de la urgencia para resolverla en breve plazo. Han tardado años en llegar a acuerdos sobre la renovación de las instituciones, y ha primado su deseo de colocar en ellas a gente de su cuerda más que buscar a personas de consenso con el aval de todos los partidos. O, al menos, de los que respetan la Constitución. Que Cs se hayan desmarcado es significativo.
Un país democrático no puede permitirse que se ponga en duda la independencia política de las instituciones del Estado. A lo largo de los años PP y PSOE han barrido para casa sin demasiado respeto antes que dar prioridad a los mejores aunque no fueran ideológicamente afines, lo que ha provocado con frecuencia votaciones de escándalo en las instancias judiciales. Pero nunca como hasta ahora se había llevado hasta la obscenidad la elección de los cuatro nuevos miembros del TC. Nada menos que la institución que debe decidir a corto plazo sobre recursos de gran calado político. La prueba de que se trataba de una propuesta inadmisible está en que nunca se había visto a tantos diputados decididos a no aceptar el enjuague. Debería dar vergüenza a Sánchez y Casado que este jueves se haya dicho que muchos de los diputados han ido a votar tapándose la nariz.
El catedrático de Derecho Constitucional propuesto por el PP, Enrique Arnaldo, tiene un prestigio que nadie le discute, pero se han conocido irregularidades sonadas en el ejercicio de su profesión por incompatibilidades manifiestas, aparte de trabajos con el PP. También es cercana al PP Concha Espejel, hasta el punto de que compañeros de la Audiencia Nacional la apartaron del caso Gürtel; como es manifiestamente cercana al PSOE Inmaculada Montalbán, y muy próximo a Podemos Ramón Sáez, que absolvió a los asaltantes del Parlamento catalán, en el 2011, decisión revocada posteriormente por el Supremo. Los cuatro presentan un magnífico curriculum, pero cuando se forma parte de una institución del Estado hay que garantizar la actitud de independencia y objetividad. La renovación de cuatro vocales del TC no pasará a la historia como ejemplo de juego político responsable.
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