Editorial

Elecciones, el único horizonte realista

EL PSOE dejó claro ayer que descarta por completo negociar con el Partido Popular la formación de un Gobierno conjunto, la conocida como gran coalición. La actitud de los socialistas es difícilmente comprensible si se tiene en cuenta que el PP fue el partido más votado el pasado 20 de diciembre y que, pese a sus evidentes problemas con la corrupción, sigue siendo la formación política que mejor representa a una buena porción de la sociedad española, aquella que se ubica política y vitalmente en el centro-derecha. Esta incomprensión es mayor si se tiene en cuenta que, hasta hace unos días, el PSOE estaba usando toda su fuerza negociadora (o al menos eso ha hecho creer a los ciudadanos) en pactar un Gobierno con Podemos, una formación radical que, en algunos puntos, llega a cuestionar la democracia nacida con la Constitución de 1978. Desde este periódico hemos defendido en numerosas ocasiones que España necesitaba de esa gran coalición para evitar unas nuevas y costosas elecciones cuyo incierto resultado nos podría dejar en la misma posición de salida. También, y eso es lo más importante, para encarar con garantías retos tan importantes como la consolidación de la recuperación económica que se ha iniciado en los últimos tiempos, la contención del déficit público, el órdago soberanista catalán o la reforma de la Constitución para dar un nuevo impulso a la democracia española.

Sin embargo, el portavoz de los socialistas en el Congreso de los Diputados y jefe de su equipo negociador, Antonio Hernando, no dejó ayer ningún resquicio a la duda al decirle al PP que se "ahorre" cualquier ofrecimiento. "Un cambio en España es sinónimo de que Rajoy y el PP no estén en el Gobierno", aseguró Hernando. Por su parte, la líder de los socialistas andaluces y presidenta de la Junta, Susana Díaz, apoyó esta línea al asegurar que "no se puede gobernar con quien tanto daño ha hecho".

Así las cosas, parece que habrá definitivamente elecciones el próximo 26 de junio y de lo que ya se trata es de intentar que éstas no añadan más inestabilidad política y económica a la que ya es evidente. También sería importante que estos comicios cuesten lo mínimo posible, más teniendo en cuenta el aviso que España ha recibido de la UE por el aumento del déficit público. Esperemos que, al menos en esta cuestión, tanto el PP como el PSOE sepan ponerse de acuerdo y aparquen sus intereses partidarios.

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