Nunca jamás, esa inefable egabrense que debe frotarse los ojos cada mañana al comprobar adónde ha llegado se revistió de solemnidad para adelantar la noticia de su vida. La noticia que el gabinete en funciones de Sánchez deseaba anunciar desde que desalojó a Rajoy de la Moncloa en compañía de otros y no todos recomendables. La noticia que la señora Calvo Poyato dio con un énfasis muy especial y una satisfacción que no le cabía en el cuerpo era que, parece que definitivamente, a Franco lo sacan del Valle. Al fin quedará limpia la única tumba monumental de un dictador europeo y lleva razón, ya que Lenin era un demócrata de manos limpias que se sigue exhibiendo en la Plaza Roja. Al fin, Franco muere de verdad y como si el 20 de noviembre de 1975 hubiera sido sólo un simulacro. Qué notición, ya estamos salvados y sin una sola asignatura pendiente.