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Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Falta Metro

Para peatonalizar hay que tener una buena red de transporte público y Sevilla no la tendrá sin el metro

Sacar el coche privado de los centros históricos y comerciales, ganar espacios para el peatón y el ciclista, crear un entorno agradable en el que no haya que andar sorteando coches y tragándose sus humos. Suena bien. Y no se le ha ocurrido de repente al alcalde Antonio Muñoz en uno de sus paseos desde la Alameda a la Plaza Nueva. Es lo que se lleva décadas haciendo en todas las grandes ciudades europeas y una receta que ha demostrado éxito allá donde se ha aplicado con criterios de racionalidad. En Sevilla también se han dado pasos y se han mejorado muchas cosas. Los más viejos del lugar recordarán todavía, por ejemplo, una calle Tetuán convertida en un reguero interminable de coches y autobuses naranjas a escape libre que buscaban la Plaza del Duque, mientras los viandantes caminaban en fila india por aceras estrechísimas. Cuando el alcalde Alejandro Rojas-Marcos propuso sacar los coches para siempre de allí se armó la marimorena, sobre todo por parte -quién lo iba a decir hoy- de los comerciantes que tenían en esa calle sus tiendas y de buena parte de las entonces poderosas fuerzas vivas que querían controlar la ciudad. Aquel Ayuntamiento, que preparaba a marchas forzadas la ya inmediata Exposición Universal, les hizo a los propietarios de los locales el mayor regalo que nadie les podría dar y les dio a los sevillanos la calle que desde entonces ha sido una de las comercialmente más atractivas de España. Y de las más caras.

Las peatonalizaciones, por lo tanto, cuando están bien hechas, no sólo son deseables, sino imprescindibles. El problema es cuando se acometen sin garantizar antes la movilidad mediante una red de transportes público bien diseñada y que llegue allí donde los coches privados ya no van a llegar. Y es el problema de Sevilla, que no tiene esa red que lo haría todo mucho más fácil. Sevilla tiene una carencia que la bloquea en su desarrollo urbano y que se llama Metro. Mientras no tengamos una red digna de ese nombre la ciudad estará coja y lo notará.

El Plan Respira, que el Ayuntamiento ha vuelto a sacar a la palestra dentro de su estrategia preelectoral, es, en ese sentido, un catálogo de buenos propósitos que se van a dar de bruces contra la falta de las infraestructuras necesarias. Si Sevilla tuviera sus cuatro líneas de Metro en funcionamiento, pensar en una gran zona peatonal que abarcara, sin solución de continuidad, desde la Alameda hasta la Puerta de Jerez y desde la Plaza del Museo a la Puerta Osario no sería una utopía polémica, sino un proyecto urbano necesario que englobaría una zona monumental y comercial como hay pocas en Europa. Pero nos falta lo principal: Metro, Metro y Metro. Hasta que lo tengamos lo mejor es ir andando, sí, pero despacio y con pasos muy medidos.

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