YA lo decía Pepe Sancho en estas páginas hace justo una semana: "A la ficción nacional aún le hacen falta más Crematorios". No creo que sea santo de la devoción de muchos periodistas, pero el veterano y huraño actor, recordado en el mundo rosa por sus ataques de ira, daba en el clavo. La ficción nacional lo que necesita es más series de seis capítulos y 40 ó 45 minutos de duración, con un final cerrado y bien cerrado que no deje posibilidad a estiramientos forzados de la trama que lo único que hacen es cargarse la idea. Ahí aún nos queda mucho por aprender del Reino Unido.
Hace un lunes en nuestras pantallas echaba el cierre Hispania, una serie que fue de mal en peor y que se había agotado de puro muermo. Bambú, la productora, se dio cuenta de que entre ataques de Viriato y Viriato atacado se había acabado la historia, no había más que contar. Por eso se han embarcado en otro proyecto más jugoso en términos de guión, Imperium, (en el que, por cierto, participa el veraz Pepe Sancho). Lástima que el último capítulo de la antecesora de este spin-off (por mucho que lo niegue Sancho) resultara, finalmente, el menos respaldado por la audiencia. Sea porque todos sabíamos ya que el protagonista acababa muriendo, o por coincidir con el arranque de la temporada estival. El caso es que Viriato se despidió sin pena ni gloria con un triste 12% de share. Lograron mantener los 2 millones de espectadores en sus tres últimas emisiones, sí, pero no ha tenido nada que ver con el prometedor comienzo de una serie que en su primera temporada consiguió reunir frente a la televisión a más de 5 millones de almas, con cuotas de audiencia que rozaron a veces el 30%. Lo cierto es que, entre torturas romanas, el producto se fue desinflando hasta caer empicado mientras el pastor hispano expiraba.
Crematorio, por mucho que diga Pepe Sancho, tampoco obtuvo muy buenos resultados cuando La Sexta la emitió en abierto (antes lo había hecho Canal+ para sus abonados); fue a principios de este año. Al igual que Hispania y pese a constar solo de seis episodios, fue perdiendo fuelle desde el más de millón y medio de espectadores hasta poner el punto y final con apenas 800.000. Y eso que duró cuatro semanas. No obstante, el crudo realismo de Ramón Bertomeu tampoco puede ser tomado como representativo de todo. ¿Cuántos productos de calidad acaban muriendo por culpa de los caprichosos audímetros?
Me viene a la mente Acusados que, con tantos reconocimientos y premios de la crítica (y con casi 2 millones de seguidores), no fue capaz de superar la segunda temporada en Telecinco. Después se la meterá en el amplio saco de la ficción nacional junto a Los Serrano, un ejemplo de chicle por su elasticidad que acabó en enorme fiasco. A ver qué pasa con Cuéntame. Pepe Sancho, de momento, se supo bajar del carro a tiempo.
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