Tomás garcía rodríguez

Doctor en Biología

La Flor del Toranzo

En 1980, Triunfo entrega a su vástago Rogelio Gómez 'Trifón' el mando de la nave

Los valles que velan las esbeltas montañas de Cantabria han dado muchos hombres que miraron hacia el sur para participar en hechos de armas o para establecerse en sus tierras. Las raíces cántabras arraigan en Sevilla desde hace muchos siglos. Así, Ramón Bonifaz y Camargo, cuyo apellido toponímico podría indicar su origen montañés -lo más probable es que provenga de una estirpe genovesa afincada en el Mediodía francés-, queda unido eternamente a capítulos heroicos de la historia hispalense. Rico omme en Burgos, donde sería alcalde, recibe el encargo de Fernando III de ensamblar una flota en los astilleros santanderinos y acudir al asedio final de Ishbiliya. En mayo de 1248, su nave Carceña comanda la destrucción del puente de barcas que unía Sevilla y Triana, suceso clave para precipitar la rendición almohade. El nombrado Señor de la Mar regresa pronto a sus pagos burgaleses, pero buena parte de su tripulación cántabra quedaría para siempre a orillas del Guadalquivir.

Desde finales del siglo XIX hasta los años cuarenta de la pasada centuria, jóvenes montañeses acuden a Sevilla para trabajar como internos en tiendas de ultramarinos o bares. Florecen comercios fundados por cántabros: El Reloj, El Rinconcillo, Los Claveles, La Ponderosa, La Flor de Carriedo, Cobos, La Flor de la Sierra, Pando, El Pasaje Andaluz, Laredo... Triunfo Venancio Gómez, natural de San Martín de Toranzo, sería uno de ellos, pues en 1929 entra con doce años como dependiente en la tienda El Reloj del Arenal. Allí permanece, con el intervalo de su milicia en la Guerra Civil, hasta 1942, cuando se establece como socio en una tienda de comestibles -bautizada como La Flor de Toranzo- en la plaza de Santa Marina. Trifón, como era conocido, traslada su flor martiniega en 1953 al entorno de la plaza Nueva, entre Jimios y Joaquín Guichot, al local que desde 1918 regentaba como carnicería su suegro, de origen gaditano. Gobierna con pasión y alegría su nueva etapa ayudado por su hijo Rogelio desde temprana edad. La licencia municipal indica Tienda de Ultramarinos Finos, y una pequeña barra de bar crecerá con el tiempo...

En 1980, Triunfo entrega a su vástago Rogelio Gómez Trifón el mando de la nave, comenzando éste otra feliz travesía refrendada por la Medalla Nacional al Mérito en el Trabajo y la Medalla de la Ciudad a su trayectoria profesional. Hace diez años, Rogelio arría velas y cede el timón a su hija María, última generación de una ilustre saga de comerciantes que ancló sus ilusiones en un singular enclave del casco viejo hispalense con el corazón compartido entre los hermosos valles de Toranzo y del Guadalquivir.

"Hoy en día tengo sesenta y dos años, cincuenta trabajando detrás del mostrador... Vivo feliz. Tengo mujer, hijos y nietos, y, si Dios quiere, pienso retirarme el año que viene. Le entregaré a mi hijo Rogelio el negocio, y nada más le diré que trabaje con la misma fe que yo lo hecho y que tenga el mismo prestigio profesional" (Triunfo Venancio Gómez).

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