OCASIÓN de oro para salir de los sótanos de la tabla la que el Sevilla tiene esta tarde en Montilivi. La verdad es que nadie hubiese presagiado que a estas alturas de LaLiga, el Girona superaría a los sevillistas en tres puntos. Que tras dieciséis partidos disputados, el equipo catalán mirase por el retrovisor a los de Sampaoli no hubiera tenido sitio en la sesera de nadie, pero fútbol es fútbol, madre no hay más que una y a ti te encontré en la calle.

Tras el agónico triunfo sobre el Getafe, los brotes verdes parecen haber aflorado. Ganar es la mejor vitamina y esos tres puntos que permitieron al equipo sevillista salir de esa especie de microondas donde todo se ve negro deben haber conformado la definitiva plataforma para el despegue. Gerona no es que valga una misa, sino que parece el lugar idóneo para que cuando sean las seis de la tarde en todos los relojes del Ter y el Oñar, el Sevilla pueda sacar pecho.

Vuelve Bono al lugar donde se hizo un nombre y lo hace cuando el fútbol mundial ya lo cataloga como uno de los cinco mejores porteros del mundo. Su fenomenal trayectoria como sevillista se hizo más relevante defendiendo el pabellón alauita en Qatar y gran parte de los últimos puntos, cuatro en dos sesiones, conquistados por su equipo se deben a su concurso. Pero hora es de que el Sevilla no tenga como único argumento las portentosas actuaciones del marroquí.

Ha recuperado efectivos Sampaoli para esta cita y eso hace que el gesto pierda pliegues y esté menos fruncido. Se trata de ir a Gerona para igualar la cuenta de resultados del Girona y eso debe estar al alcance de la tropa sevillista. Desafortunadamente, los refuerzos que exige el argentino no acaban de llegar y tampoco los que perdieron el crédito han ahuecado el ala. Con los recuperados y lo puesto, el Sevilla está o estaría sobradamente capacitado para darle la vuelta a la tortilla.