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DERBI Joaquín lo apuesta todo al verde en el derbi

Visto y oído

Antonio Sempere

Imaginación

ERA lógico que Jesús Hermida se pronunciara acerca de la posibilidad de que la radio se pudiese ver a través de las cámaras en internet. Que se pronunciase en contra, por supuesto. Lo hizo en su rincón de Radio Nacional, en la medianoche de los domingos. En ese tributo a The Beatles donde suena de una manera especial ese himno que es Imagine.

Hermida reivindicó el misterio de la radio. El misterio. Su máxima virtud. Rota si se muestran las tripas, si se desvela el simulacro, si se pone cara a lo que se ve. Argumentó Jesús Hermida, con su habitual parsimonia, que la radio tiene ojos. Y que esos ojos que tiene la radio no son otros que los de la imaginación. Que en sus tiempos de chaval él siempre imaginaba a las locutoras que hablaban en el medio como unas chicas modélicas, rubias y delgadas. Y no es comentario machista, porque había que escuchárselo a don Jesús. Con su tempo y su cadencia. Y que todo eso se va al garete con las cámaras, con las imágenes, que pese a todo, comprendiendo al maestro, algunos defendemos.

Los tiempos cambian, y negar la posibilidad que nos brindan las nuevas tecnologías sería como querer poner puertas al campo. Del mismo modo que la radio se muestra, que sus hacedores hacen bolos con ella, que se convierte en evento al que acuden oyentes que quieren verla por dentro, también los usuarios actuales, que ya no viven instalados en los sesenta ni en los setenta ni en los ochenta, esos usuarios que miran con naturalidad varias pantallas a la vez, deben contar con la oportunidad de mirar la radio. La radio también puede verse. Y sentirse más. No pasa nada por asomarse a sus entrañas. No es romper el misterio de la radio de siempre. Es completarlo.

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