Ojo de pez

pablo / bujalance

Invita la casa

RESULTA casi hilarante que Andrea Levy acuse al PSOE de instalarse en un "búnker sectario" junto a Ciudadanos, Podemos y los nacionalistas; es decir, todos (o casi) menos el PP. Sartre, al fin, se quedó corto: los otros no sólo son el infierno, también son los raros, los malos, los extravagantes, los que huelen mal; como el protagonista de Soy leyenda de Richard Matheson, quien, después de luchar por sobrevivir en un mundo inundado de vampiros, llega a la conclusión, aún más terrible, de que el monstruo es él. Confieso, eso sí, que quienes me parecen mejor dotados para la estrategia son los de Ciudadanos: parecía que su pacto con los socialistas no servía para nada, pero, de momento, algunas encuestas dan mayoría absoluta para las generales de junio a un pacto del PP con la formación naranja, lo que viene a darle la razón a Maquiavelo y a Plutarco, quien escribió un instructivo opúsculo titulado Cómo sacar provecho de los enemigos. Si los populares se refieren a los demás como secta es porque, sencillamente, no le son útiles. Rajoy ha hecho en este tiempo exactamente lo que ha hecho siempre, sentarse a esperar, y todo apunta a que le va a salir bien la jugada. El búnker se refiere a las próximas elecciones como a un fracaso, pero para Rajoy y los suyos, con Esperanza Aguirre convenientemente defenestrada, será un éxito.

Lo curioso es, sin embargo, el modo en que a estas alturas de la película han entrado a saco los personalismos. Albert Rivera lleva ya tiempo diciendo que quiere al PP en la pomada, pero no a Rajoy; y ahora es Andrea Levy la que afirma que cualquier acuerdo con el PSOE pasa por la extinción de Pedro Sánchez, quien, considera, carece de la "altura política" que España necesita. Seguramente a Susana Díaz, que le pone una velita a su particular pacto con Ciudadanos cada mañana, todo esto le hace mucha gracia: dejadme sola, diría, y os enteraréis de lo que es altura. De modo que la gobernabilidad de España pasa, parece, por sacrificios nominales, como si lo que viene detrás trajera de fábrica, sin necesidad de más exigencias, la categoría necesaria. Pero no, el quid es, como ha sido siempre, encontrar la mejor manera de salvar los muebles en lo que al reparto de la mercancía se refiere. Busquen una eléctrica para Rajoy y algún cargo honorario para Sánchez y ya no habrá sectas ni búnkeres. Nuestro recordado ministro Wert dio seguramente la mejor lección sobre lo bien que se puede vivir de la política y a costa de quienes la pagan.

Así que la situación actual de España puede resumirse así: invita la casa. Y más ahora, que Hacienda viene a airear la factura.

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