Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Llega el paliativo para el síndrome de abstinencia

Un verano más, el club de Nervión renueva su nómina, lo que ilusiona de la mano de Monchi

Cuando esté el argentino Ocampos serán seis las nuevas caras del Sevilla en un ejercicio que arranca hoy en Montequinto. Un año más, el equipo sevillista se reconvierte, pero lo hace bajo la férula de Monchi. Reconvertirse bajo la opinión del isleño no es lo mismo que hacer un equipo nuevo de la mano de otro, llámese como se llame. Es este hombre el marchamo de garantía para que algo que puede ser traumático rompa en invento positivo.

Con Lopetegui en el puente de mando y una inversión cada día más cercana a la de uno de los auténticamente poderosos, el Sevilla empieza hoy su andadura. Tiempo a partir de hoy para los primeros sudores y la sensación de que estamos ante un proyecto que mejora claramente los ideados mientras Ramón Rodríguez Verdejo habitó junto al Tíber. De ahí, la esperanza de que puedan reverdecerse aquellos tiempos de gloria que surgieron a partir de cierto jueves de Feria.

Quizá, o seguro que sí, el punto negro de este nuevo tiempo de renovación sea la ida de Pablo Sarabia, del que Monchi dice que puede equipararse a Alves en cuanto a rentabilidad. Comprado a precio de ganga, su venta al PSG hace que sea la mejor operación mercantil del Sevilla tras aquella del lateral brasileño. Otra cosa es el apartado sentimental y es que futbolistas con el rendimiento ofrecido por el madrileño en estos tres años se van dejando un poso de tristeza.

Pero un solo pelo en la sopa no convierten en detestable un plato tan apetitoso y el Sevilla ve cómo un verano más la reconversión del vestuario emite buenos presagios. Arranca el Sevilla y mañana lo hace el Betis, conque el síndrome de abstinencia tiende a paliarse. Por si fuera poco, el sorteo del calendario liguero, con varios clubes pidiendo empezar fuera de casa hace que todo vaya tomando tintes de normalidad, conque dejemos las chanclas, que se acerca la dura realidad.

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