NACHO Abad abre temporada hablando de robos en las casas de los famosos. Lo hace en su nueva casa, Antena 3, junto a Susanna Griso, encantada de presentarlo, como si hubiera trasplantado un trozo de Ana Rosa en su plató con la mesa de escalera de caracol. Y al otro lado, Alfonso Egea y Albert Castillón. El Espejo amontona un trío especialista en juzgados, policías, pruebas periciales y expedientes exclusivos. Se nos sobreviene una sobredosis de crónica amarilla en el 3. La intención será superar a la competencia, pero nos olemos que no lo van a conseguir por ese flanco porque por fuerza tenderán a ser cansinos.

Ana Rosa aparecía a esa hora escoltada por sus dos hombres, el resolutivo Maxim Huerta y un Joaquín Prat curtido pero que ha metido la pata más de la cuenta con Campamento de verano. La de Telecinco repartía juego con los reporteros repartidos por el mapa, una reafirmación del modelo en la primera mañana. El programa de Ana Rosa arrancaba con la tragedia ferroviaria de Galicia (esto sólo acaba de comenzar), la investigación sobre Marta del Castillo y los duques de Palma llevando a sus vástagos al colegio. En Antena 3 se desvelaba la casa suiza de la infanta. Ya saben qué telenovelas van a ir nutriendo los matinales.

Entre las tertulias políticas gana por empatía de sus participantes la de Antena 3, con Gistau en cabeza. En esta mañana de debut Diego Cañamero justificaba sus saqueos con esa demagogia barata que se cuaja bajo los emparrados.

El duelo mañanero de las privadas inaugura de manera oficial la temporada. Más de lo mismo, nada nuevo. Y La 1... sufre de esa arterioesclerosis de la que tanto hablan sus médicos hieráticos y relamidos.